Sin esperar milagros, pero confiando en que el triunfo del candidato socialista en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, pueda dar lugar a un giro en la política de ajuste presupuestario que se está imponiendo desde las instituciones europeas, recibo los resultados de ayer en Francia como un aire de esperanza que puede paliar en parte, las malas perspectivas que tenemos ante la cascada de recortes que estamos sufriendo en España y en Canarias.
Ayer, Paul Krugman en su artículo dominical en El Pais, calificaba de suicidio económico estas políticas de ajuste impuestas como un dogma incontestable en la "vieja Europa". Espero que la posible llegada de Francois Hollande al Elíseo permita la necesaria rectificación.
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