lunes, 5 de septiembre de 2022

DESASTRES Y OPORTUNIDADES

El volcán de Tajogaite desde el Mirador de Tacande

Acabo de estar unos días en la casa familiar de El Paso (La Palma). Fui al nuevo "mirador" del volcán en Tacande y pasé por la nueva carretera construida sobre sus lavas para ir al Charco Verde. 

Precisamente en la playa del Charco Verde leí un capítulo del libro "Como cambiarlo todo" titulado Cambiar el futuro. Entre otras historias de desastres que también han supuesto una oportunidad para construir un futuro mejor, las autoras cuentan la historia de Greensburg, un pueblo de Kansas (EEUU) que en 2007 fue destruido por un supertornado. 

El 95% de los edificios del pueblo fueron destruidos o dañados y cerca de la mitad de sus 1.500 habitantes se mudaron a otros lugares. Los que quedaron empezaron a reunirse en tiendas para ver como reconstruir su comunidad. Aunque no siempre estaban de acuerdo, siempre se trataban de forma civilizada. Comprendieron que la base de lo que eran, estaba en unos antepasados vinculados a la tierra que aprendieron que "lo único verdaderamente ecológico y sostenible en la vida es cómo se trataban los unos a los otros". Entonces decidieron que Greensburg debía reinventarse como un pueblo verde y respetuoso con el medio ambiente. Con la ayuda de subvenciones gubernamentales, ONGs y negocios locales construyeron una gran turbina eólica y se empezaron a construir los nuevos edificios públicos de acuerdo con los más altos estándares de respeto al medio ambiente. Greensburg se alimenta de energía limpia y renovable que en gran parte proviene del viento y los métodos con los que han construido las nuevas casas y pisos, como poner balas de paja en el interior de las paredes, no solo ahorran energía, sino que lo más probable es que hagan que las estructuras resistan mejor los vientos fuertes. El pueblo se ha convertido en una referencia en EEUU que hace que allí acudan proyectistas de otras partes del país, así como gente joven que está aprendiendo a vivir de forma ambientalmente sostenible. 

Greensburg demostró el poder que tiene la toma de decisiones compartida a nivel comunitario. Decisiones que apostaron por empezar de nuevo apostando por soluciones diferentes.

La desolación que ha traido el volcán de Tajogaite va más allá de las imágenes que se pueden contemplar en la grabación que he hecho desde el nuevo mirador de Tacande. Muchas personas del Valle de Aridane han perdido sus casas, fincas y trabajos y viven en estos momentos en la angustia de un futuro incierto. Me gustaría que experiencias como las de Greensburg ayudaran a los palmeros para convertir el desastre en una oportunidad para cambiar el futuro. 

Para seguir la senda de este pueblo de Kansas, las soluciones tendrían que partir de toma de decisiones compartidas a nivel comunitario. Los afectados tienen que tener la oportunidad de reflexionar colectivamente sobre su futuro, sobre los cambios necesarios y sobre lo que merece la pena conservar del pasado. Me gustaría que al igual que Greensburg, los palmeros decidieran reinventarse como una isla verde y respetuosa con el medio ambiente. Esto facilitaría que las ayudas incentivaran las energías limpias y renovables, la racionalización del uso del agua, la apuesta por la agricultura y ganadería ecológica y nuevas construcciones de viviendas y edificios públicos respetuosos con el medio ambiente y en los mejores lugares disponibles. Pero, en cualquier caso, los palmeros deben tener la última palabra.