Anoche vi "Los juegos del hambre", una película que acaba de estrenarse en España y que está teniendo un gran éxito de taquilla en EEUU. Basada en la primera entrega de una trilogía de la afamada escritora Suzanne Collins, este film presenta una trepidante historia sobre la opresión, el poder, la lucha por la supervivencia e incluso los reality shows.
No pude evitar la tentación de relacionar el argumento de la película con la omnipresente crisis en la que estamos inmersos. El presidente del estado opresor existente en el futuro de lo que hoy es EEUU, decía que la esperanza es un medio de control más poderoso aún que el miedo. Pero administrada en pequeñas dosis. Si se pasaba de determinados límites, podría ser muy "peligrosa".
No se por qué se me ha ocurrido que en las actuales circunstancias conviene empezar a hacer cosas peligrosas para los poderes que realmente gobiernan en el "capitolio del primer mundo" y eso se traduce en un "chute de esperanza", la peligrosa esperanza que cree posible la realización de muchas utopias liberadoras y puede facilitar la vuelta al sentido común, ajeno al de aquellos que creen que el crecimiento exponencial en un mundo finito es posible.
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