El pasado domingo, se publicó en El País un artículo de Baltasar Garzón titulado "El lugar de la verdad, la justicia y la reparación". Proponía el ex-juez la creación de una "comisión de la verdad" para lograr la reparación histórica de las víctimas del franquismo, dando respuesta a todos los interrogantes que todavía existen con respecto a la desaparición de más de 150.000 personas entre 1936 y 1951, víctimas de la represión franquista.
Un familiar me proponía iniciar ya la recogida de firmas para respaldar esta propuesta y yo le explicaba que el procedimiento de lograr 500.000 firmas para promover una iniciativa legislativa popular requiere agotar una serie de pasos que difícilmente se pueden abordar con éxito, sin una mínima estructura organizativa en todo el estado. En cualquier caso, creo que esta propuesta hay que apoyarla y espero que CCOO se sume a la iniciativa de Garzón.
En un escenario donde vuelve a emerger el fantasma de las "dos Españas", es preciso seguir insistiendo que, en modo alguno, se puede sustentar la reconciliación de los bandos enfrentados en la guerra civil, en el olvido o en el "revisionismo histórico" que pretende volver a contarnos una versión edulcorada de la tesis de la cruzada nacional con la que me adoctrinaron en mi niñez.
Un nuevo ajuste de cuentas se está produciendo por doquier. Un PP envalentonado por sus recientes triunfos electorales está contribuyendo a avivar las brazas de la hoguera con el cambio de nombres de calles, teatros y plazas dedicadas en su momento a Pablo Iglesias, Pablo Neruda, Enrique Tierno Galván, Dolores Ibarruri o Pilar Bardem. El último episodio de esta "guerra" se ha producido en Huércal-Overa donde el gobierno municipal del PP ha eliminado el nombre de Rafael Alberti del teatro municipal.
Por este camino mal vamos y cada día vemos más difícil la concertación de acciones y esfuerzos para buscar una salida a la crisis, basada en el bien común. Por el bien de todos, espero que a algunos se le bajen los humos.
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