Hoy he participado en una reunión con la Representación Legal de los Trabajadores de CCOO Canarias para analizar la situación actual de nuestro sindicato que ha llegado ya a un límite intraspasable de endeudamiento que nos obliga a ajustar los gastos a nuestros ingresos y a poner en práctica el plan de optimización de recursos aprobado recientemente por el Consejo Confederal.
Un sindicato es una empresa asociativa e ideológica en donde se tiene que abordar las paradojas de actuar como una empresa laboral y mercantil en el que coexiste el trabajo gratuito de sus militantes, el retribuido de sus dirigentes y sindicalistas liberados y de sus asalariados, al tiempo que su objeto principal es la defensa de los derechos laborales de los trabajadores/as del resto de las empresas.
En cualquier caso, creo que el carácter singular del sindicato en relación a sus trabajadores asalariados debe llevar a mantener unas relaciones laborales basadas en la complicidad de todos los agentes implicados. Por eso, hoy le he planteado a nuestra RLT que en nuestro sindicato, además de cumplir con los derechos de información y consulta que legalmente tiene la representación sindical, es necesario dar un paso más que introduzca elementos de participación y cogestión.
La celebración de esta reunión me ha llevado a la lectura de la parte tercera del libro "El espíritu creativo" de Daniel Goleman, Paul Kaufman y Michael Ray. Creo que contiene interesantes sugerencias para compensar los momentos de dificultad y recortes que también estamos viviendo en el sindicato con una mejora del clima laboral mediante el fomento del espítitu creativo.
Plantean los autores que las empresas u organizaciones necesitan cada vez más trabajadores/as que posean una mentalidad independiente, que estén dispuestos a correr el riesgo de dar su opinión, que se sientan libres de reaccionar en forma imaginativa al cambio: en una palabra, que sean creativos. La creatividad también requiere que la gente esté entrelazada en equipos de colaboración.
Esto supone reformar el lugar y los estilos de trabajo. Un ambiente laboral creativo de verdad requiere el entusiasmo y el compromiso de la persona entera. Requiere la eliminaciójn de los tradicionales secretos corporativos pues esto ayuda a los empleados a comprender mejor la realidad de la empresa y los alienta a tener ideas propias que reduzcan los costos y aumenten los ingresos. Los cambios que mejoren el lugar de trabajo son el resultado de los esfuerzos combinados tanto de dirigentes como de empleados.
Goleman y colaboradores hacen referencia a una serie de empresas pioneras que están transformando la psicología del lugar de trabajo. Una de las ideas transformadoras que se están imponiendo, consiste en reducir los efectos negativos de la jerarquía, es decir, “aplanar” la pirámide corporativa. Los negocios son más productivos cuando los que están en primera línea tienen más responsabilidad y acceso a una gama más amplia de información sobre la organización entera. Adquiere, por tanto, mayor importancia la confianza en la capacidad de la gente, en lugar de la adherencia ciega en “los procedimientos de empresa”.
Esto significa tener buena disposición para dejar que las ideas surjan libremente y ser receptivos a ellas. Esto exige un clima de respeto, un ambiente en que las personas tengan la seguridad de compartir sus inspiraciones con los demás.
Se trata de que el trabajo se convierta en “algo más que un simple empleo”. Para ello, los directivos o dirigentes deben estar constantemente abiertos a sugerencias y no tener una retórica que transmita a la gente que la escucharás y luego no harás nada.
Hay que asegurarse de que la empresa u organización funcione sobre principios femeninos, en que la ética principal es la preocupación y el amor por los demás.
El estilo de dirección empresarial en el que la información se acumula en la cúspide y las decisiones fluyen desde lo alto conduce a un trabajo hecho en forma mecánica, sin inspiración.
Una de las maneras de hacer responsable a la gente de su trabajo es firmarlo, ponerle un seño personal, permitir que establezcan un vínculo personal con los clientes.
Así mismo, una manera de lograr que los empleados sean “dueños de los resultados” de su trabajo es hacerles tomar conciencia del verdadero estado financiero de la empresa.
Si de verdad se quiere obtener cooperación y trabajo en equipo, se tiene que involucrar a la gente no sólo en una parte de la cuestión, sino en la totalidad de ella.
El mejor ambiente para el trabajo creativo parece desarrollarse en la escala de una familia relativamente numerosa, en la que todos los empleados pueden llegar a conocerse. Cuando se hacen cosas en gran escala se logran ciertos ahorros, pero se pierde algo: la veta creativa. Lo enorme genera conformismo.
Hay que valorar más a los líderes capaces de crear un equipo que trabaje en forma pareja, líderes que conozcan las virtudes de compartir, confiar y alentar.
El líder debe tener la habilidad de sorprender a sus empleados. Debe motivar, desafiar, abrir nuevos caminos, nuevas formas de crear una experiencia para que la gente se sienta viva. Tiene que dar a la gente la libertad para jugar y correr riesgos.
Este nuevo estilo de liderazgo da a los empleados el permiso y la protección para hacer uso de su potencial creativo. Parte del reconocimiento de que una idea original de un solo empleado puede dar una ventaja competitiva a una organización. La ventaja competitiva radica en una respuesta imaginativa en la línea límite donde la empresa se encuentra con el cliente.
Se debe repensar por completo como está organizado la estructura empresarial de modo que mucha gente pueda compartir el poder de la toma de decisiones, antes consolidado en el vértice de la pirámide. Esto supone poner al cliente (usuario o afiliado) en lo más alto del organigrama y junto a ellos, a la gente que está ahí afuera trabajando con ellos, que enfrentan al cliente todos los días. La administración y la gerencia que antes estaba en las casillas del organigrama, debería estar abajo. Deberían ser las unidades de apoyo de la gente que está en el frente de batalla, allí afuera, con los clientes.
Las empresas necesitan también desarrollar prácticas constantes que permitan introducir pequeñas mejoras y refinamientos en los productos y servicios.
Una empresa creativa logra un equilibrio entre aquellos que tienen una inclinación innovadora y los que mantienen todo en funcionamiento (abejas obreras y abejas exploradoras).
UN REFUGIO SEGURO PARA LAS IDEAS
Las actitudes dominantes en una empresa pueden realzar o desbaratar la creatividad. Una de las claves consiste en fomentar sentimientos de confianza y respeto para que los empleados puedan expresar ideas nuevas sin miedo a la censura. Sólo mediante una actitud abierta se puede ganar la ventaja competitiva que ofrece la innovación.
En el lugar de trabajo hay dos fuerzas que pueden bloquear o alentar la creatividad. Una es la actitud hacia la innovación que la gente lleva dentro de sí misma y otra es el clima de la organización.
La mejor respuesta a una mentalidad negativa que desalienta las ideas nuevas es la que dice que una visión osada puede funcionar si cuenta con algunas soluciones creativas.
La capacidad de tomar decisiones intuitivas es un ingrediente básica de la creatividad. La intuición significa renunciar al control de la mente pensante y confiar en la visión del inconsciente.
Una forma de alentar a la gente para que corra riesgos creativos consiste en recompensarla por ello.
Cualquiera que sea el ámbito, la ansiedad que se crea al anticipar el riesgo que se va a correr se origina en fantasias exageradas de fracaso y catástrofe. El miedo a correr riesgos en el lugar de trabajo funciona de modo muy semejante. Si siempre pensamos de la manera en que hemos pensado siempre, haremos lo que hemos hecho siempre. Por eso hay que ayudar a las personas a pensar en los riesgos de una manera diferente para no ser tan temerosas.
ALGO MÁS QUE UN SIMPLE EMPLEO
Un entorno laboral rico y variado fomenta el pensamiento creativo. Los cambios en el entorno (la estética de la empresa) pueden facilitar el que se vuelva más excitante el hecho de ir a trabajar.
Cuando se trata de formar un equipo armonioso, los directivos terminan por aprender que uno de los ingredientes es algo que rara vez se relaciona con el lugar de trabajo: el amor. El verdadero liderazgo tiene que ver con demostrar que su intención es cuidar de la gente y apoyar el crecimiento.
El liderazgo tiene que ver con tres cosas. Una es crear una visión creíble y comunicarla a los demás. La segunda es guiar a la gente hacia esa visión. Y la tercera es el crecimiento y el desarrollo de las personas lideradas, más allá de las consecuencias que ese crecimiento pueda tener para el mismo lider.
La tarea de un líder es la de despertarnos y llevarnos más lejos de lo que creemos poder ir. Tiene que dirigir mediante el amor. Si se maneja a la gente mediante el miedo, la gente se achica y se desempeña muy por debajo de su capacidad.
Cuando la gente se halla absorbida por sus problemas, se distrae y no se concentra en su trabajo. Ese tipo de ansiedad es un asesino de la creatividad. El antídoto es un lugar de trabajo donde la gente pueda relajarse, aunque, paradójicamente, no se puede separar la creatividad del riesgo. Pero de lo que hay que liberarse es de los agobios ordinarios de la vida para dejar libre a la creatividad. Cuanto más se parezca el lugar de trabajo a estar en tu propia casa, cuanto mas sienta la gente que está en un grupo con el que le gusta estar, más gente puede concentrarse en el interés colectivo y eso se traduce en una mayor productividad. Esto es posible en un ambiente de trabajo donde el proceso de trabajo importa tanto como su producto.
Cuanto mayor es la distancia entre los objetivos de la empresa y lo que la gente pretende de su trabajo, tanto menos involucrada se sienten las personas con su trabajo. Y cuando sucede esto, su energía creativa cae en picado.
La creatividad personal fluye cuando el trabajo se realiza en gran medida por el placer que se extrae de él, no a causa de la presión externa. Por eso, es importante lograr un ambiente que realce la vida de la gente: sus comunicaciones, sus matrimonios, su vida familiar. Se trata en definitiva de “estar vivos en el lugar de trabajo”.
Me parece muy bien que las empresas de España comiencen a cambiar el chip a la hora de dirigir una empresa. Desde la propia experiencia profesional, después de casi 10 años que vivo y trabajo en Suecia (uno de los paises pioneros en aplicar la cultura de de jerarquía "plana" en el lugar de trabajo)te puedo garantizar que funciona mejor y produce mejor. Hacer partícipe a los trabajadores de la evolución de la empresa incluyendo los datos financieros de la misma. La comunicación directa entre directiva y empleados a través de reuniones de secciones y reuniones mensuales con el colectivo al completo, dónde todos los trabajadores son partícipes a la hora de sugerencias para una mejora del trabajo en equipo. Pero también he de añadir, que antes de que comenzara a hacerse uso de estas prácticas, y desde hace más 3 décadas, se implantó en todas las empresas la conciliación trabajo y familia, para ello se suprimieron las jornadas partidas y se establecieron turnos de jornada continua, haciéndolas viables con los horarios escolares, para los que se establecieron comedores en todas las escuelas de Suecia. Es decir, una padre o una madre que comienza su jornada a las 8 de la mañana y de lunes a viernes (administración) y termina a las 15:30, con una media hora para almuerzo, por lo que se estableció también y de manera obligatoria que las empresas debe tener un habitación de personal para el descanso y con un pentry (cocina). Con lo cual cuando los padres llegan a casa, llegan a la misma hora que sus niños, con lo cual pueden tener vida familiar.
ResponderEliminarEspero que las empresas comienzen por el principio y no por la parte final, sino, no se ven resultados positivos. El principio es una pirámide dónde LOS 3 ángulos son: FAMILIA-TRABAJO-TIEMPO LIBRE.
Un abrazo y saludos.
Josefa Umpiérrez (Pepi-ex secretaría de la mujer de CC.OO. Canarias)
Muchas gracias Pepi por tu comentario. Algunas de las empresas que los autores tomaron como referentes son suecas. Espero seguir contando con tus comentarios. Un abrazo, Juan Jesús
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