El 15 de noviembre de 1911, se produjo en el barrio de Arenales de Las Palmas la primera matanza de obreros en Canarias. Este 15 de noviembre se cumplía el primer centenario y en el salón de actos del Colegio de Doctores y Licenciados de Las Palmas, se ha organizado un ciclo de charlas-coloquios que terminó con la mesa redonda celebrada ayer sobre el "movimiento sindical hoy" en la que participé representando a CCOO Canarias.
Mi intervención inicial de 15 minutos con la que se abrió la mesa, la basé en el artículo de Ignacio Fernández Toxo y Fernando Lezcano que con el título "Reivindicarnos y repensarnos" se incluye en el último número de Gaceta Sindical, reflexión y debate "Sindicalismo, trabajo y democracia".
Cualquier aproximación al tema del "sindicalismo, hoy", requiere partir de un análisis de la realidad actual. Una realidad marcada por una crisis sin precedente y por unas políticas para abordarla, determinadas por:
- Unas enfoque económico de corte neoliberal centradas en la reducción del déficit público antes que en la recuperación económica.
- Como consecuencia de ello, se ha producido una fuerte reducción de los recursos humanos y materiales destinados a los servicios públicos.
- Un inusitado ataque al movimiento sindical, desde círculos políticos, económicos y mediáticos.
Paradójicamente, nos encontramos en este momento con una creciente hegemonía de los intereses de los mercados que han provocado la crisis que está poniendo en tela de juicio no solo la legitimidad de los gobiernos democráticamente elegidos, llegando incluso a imponer gobiernos de corte tecnocrático, sino la viabilidad de los derechos económicos, laborales y sociales en los que se basa la convivencia en nuestras sociedades.
Frente a ello, siguiendo las propuestas de Toxo y Lezcano, es necesario REIVINDICARNOS cuando junto con la defensa del valor de los derechos de convivencia y ciudadanía, reinvindicamos el papel de los sindicatos que buscan ser defensores de los intereses generales.
Reivindicarnos a nosotros mismos, pero no desde una posición a la defensiva o de simple autoafirmación.
Debemos reivindicarnos, pero también debemos REPENSARNOS y a lo mejor, REINVENTARNOS. Y ello requiere una actitud critica que nos permita entrar valientemente en un territorio de arenas movedizas que nos permita valorar si nuestro discurso, nuestra práctica, nuestras estructuras organizativas son las adecuadas… Significa entrar de lleno en los cambios que se están produciendo en la estructura productiva, determinar si la regulación normativa de la libertad sindical es la adecuada para canalizar a través de las organizaciones sindicales las demandas colectivas, evaluar si la práctica si nuestra organización, prácticas y acciones son las que corresponden par intervenir eficazmente en un contexto nuevo y cambiante,…
Se trata de detectar, en definitiva, nuestras insuficiencias para corregirlas y ser un referente de la clase trabajadora para defender sus intereses, desde los más particulares a los más generales.
Partiendo del hecho de que la CS de CCOO es una realidad incuestionable porque está asentada en tres fuentes de legitimación esenciales: un buen nivel de afiliación, mejores resultados electorales y gran poder contractual medido por una amplia presencia en la negociación colectiva y en la interlocución con los poderes públicos, es necesario impulsar el debate abordando una serie de interrogantes:
1) ¿Cómo intervenir y organizar a los trabajadores que por diversas causas no tienen o han roto o diluido su vínculo con el centro de trabajo?
2) ¿Cómo tener una presencia real y efectiva en loas PYMES?
3) ¿Cómo actuar en una nueva realidad productiva caracterizada por el crecimiento del sector terciario y por otro lado, por el avance acelerado de la sociedad del conocimiento?
4) ¿Cómo posicionarnos ante la externalización creciente de las actividades productivas y los cambios a los que se ven abocados la vida laboral de muchos trabajadores que se ven obligados a cambiar de empresa y sector con una frecuencia nunca vista)?
5) ¿La normativa sobre libertad sindical que prima la representación unitaria de los trabajadores frente a la presencia de las organizaciones sindicales, favorece o perjudica al movimiento sindical organizado? ¿El modelo representativo actual se ajusta a las necesidades que plantea una economía globalizada?
6) ¿Cómo abordar el hecho de que la sociedad “ve” al sindicato como parte del sistema al asumir funciones representativas y de gestión que trascienden el ámbito de trabajo?
7) ¿Cómo reequilibrar nuestras actividades y prioridades, sabiendo que la actividad fundamental del sindicato es la acción sindical
La dinámica económica (paro, precariedad,…), las mutaciones en los sectores de activad y su repercusión en los colectivos de trabajadores y trabajadoras, la ofensiva neoliberal que cuestiona el movimiento sindical confederal por ser “el último enemigo a batir”… y nuestras prácticas, no siempre las más adecuadas, pueden acabar suponiendo un debilitamiento del sindicalismo de clase a favor de la individualización de las relaciones laborales o de la representación corporativa de intereses.
En esencia, y para evitarlo, lo que se plantea en este debate es que debemos mirar hacia fuera, pero debemos también mirar más profundo, más hacia nuestro interior para ver cómo estamos haciendo las cosas y cómo debemos hacerlas. En la lógica de repensarnos debemos caminar hacia una nueva ética militante.
He creido conveniente completar las reflexiones anteriores con algunas referencia a la necesidad de un sindicalismo mundial capaz y unido para hacer frente a una crisis global y al resto de los impactos de la creciente globalización. Un sindicalismo mundial con un programa de acción que apueste por un proyecto social alternativo, basado en nuevas formas de concebir la vida en el planeta: el desarrollo sostenible. Un sindicalismo que se proponga la regulación mundial del sistema financiero. Un sindicalismo mundial que aprenda a movilizarse.
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