Cada día cuesta llamar más la atención en una sociedad en crisis donde las malas noticias se suceden diariamente y las reacciones que generan dan lugar a múltiples iniciativas que pugnan por hacerse visibles y concitar el apoyo de unos ciudadanos con acceso a múltiples canales de información pero abrumados por tanto “ruido” y por las consecuencias de las medidas que se anuncian.
Frente al convencionalismo de la mayoría de las propuestas movilizadoras y de la saturación a las que a veces dan lugar, algunas acciones logran librarse de lo anterior cuando unen oportunidad, creatividad y claridad en el mensaje y un buen soporte informativo.
Independientemente de la valoración que podamos hacer del carácter y la legitimidad de la “confiscación” de alimentos en algunos hipermercados por parte de militantes del Sindicato Andaluz de Trabajadores, encabezados por Juan Manuel Sánchez Gordillo, lo cierto es que una acción como ésta ha estado imbuida de esa creatividad radical que ha conseguido que el mensaje de que “hay mucha gente que pasa hambre mientras se es extremadamente condescendiente con los ladrones de guante blanco que se esconden detrás de los políticos corruptos, los gestores irresponsables de cajas y bancos y los defraudadores fiscales” haya llegado a todas partes, generando actualmente un debate social importante.
Llama la atención la reacción desequilibrada del gobierno español frente a estos hechos, desplegando una enorme actividad “represora” que contrasta con la poca diligencia para aclarar si los parados sin prestaciones van a seguir teniendo la posibilidad de cobrar los 400 € o la ausencia de iniciativas para afrontar el coste de la deuda española, exigiendo un cambio de las políticas europeas al respecto y del papel del Banco Central Europeo. Un gobierno extremadamente firme ante la gente de Sánchez Gordillo pero muy condescendiente con otras ilegalidades: la de algunos políticos corruptos amnistiados y los defraudadores premiados con amnistías fiscales. Un gobierno sustentado por un partido que hace poco alentaba otras ilegalidades como las insumisiones ante el aborto o la asignatura de educación para la ciudadanía.
Hay otra iniciativa en marcha que también trata de incorporar algún tipo de creatividad radical, se trata de la propuesta de ocupación del Congreso el próximo 25 de septiembre. Sobre los peligros que entraña tal convocatoria recomiendo la lectura de la nueva entrada de Enrique Bethencourt en su blog, “25 S: no nos representan”. En cualquier caso, creo que se trata de una iniciativa que nos plantea otro debate interesante sobre los agentes del cambio y el respeto a las reglas del juego en un sistema democrático.
Personalmente, creo que la crisis en la que estamos inmersos exige cambios importantes en nuestra forma de vivir y en las normas de convivencia democrática. Pero esos cambios exigen una formulación clara y convincente de las propuestas, una masa crítica suficiente para apoyarlas y dispuesta a organizarse para llevarlas a cabo, a través de una acción persistente y conducente a la toma de consciencia de la mayoría de la población. Mientras tanto, no hay que descartar las formas clásicas de movilización ni las acciones basadas en una creatividad radical que desde mi punto de vista, debe hacer compatible la contundencia y la radicalidad con el respeto a los demás, de acuerdo con los principios de la no violencia.
En cualquier caso, prefiero inspirarme en la metáfora de un Forrest Gump cuando empieza a correr y poco a poco se van incorporando los seguidores.
Forrest Gump corriendo
No hay comentarios:
Publicar un comentario