domingo, 3 de junio de 2012

A LARGO PLAZO, TODOS MUERTOS


La cita de Keynes que da título a este escrito, es pertinente para situarnos en la trascendencia de las decisiones que se tienen que tomar en este mes, en relación al desenlace de la crisis en Europa y particularmente, en España.

Necesitamos marcarnos objetivos a largo plazo para dar vida a una visión esperanzadora del futuro, pero evitar que entremos en una fase de depresión prolongada que de al traste con lo anterior, requiere actuar a corto plazo.

En los próximos días se tendrá que dilucidar que hacer con nuestro sistema financiero. Recordemos que a finales de junio se conocerán los resultados del nuevo examen de la Banca española ¿Qué volumen de fondos públicos se van a inyectar en Bankia y otras entidades financieras españolas? ¿De dónde saldrán esos recursos y a costa de qué? ¿Será necesario recurrir al fondo de rescate europeo? ¿Cómo parar la fuga masiva de depósitos en la banca, acompañada de la retirada de inversiones internacionales?

La insoportable presión sobre la deuda pública española requiere también la toma de medidas urgentes que sólo pueden venir de la mano de una intervención inmediata del Banco Central Europeo. ¿Se va a producir? ¿En que términos?

¿Saldrá Grecia del euro tras las elecciones del 17 de junio? Si se sigue deteriorando la situación en España e Italia ¿Cuál será el futuro del euro a finales de mes? ¿Es verdad que en España ya empiezan a haber partidarios de la salida del euro, incluso en las filas del propio gobierno? 

¿Lograrán los líderes europeos ponerse de acuerdo sobre una nueva hoja de ruta para impulsar el crecimiento en la nueva cumbre que se celebrará a finales de mes? ¿Se logrará reequilibrar las políticas de austeridad con medidas para facilitar el crecimiento siguiendo las propuestas de Hollandé?

Paralelamente, en Canarias también los momentos son decisivos y se requiere hacer todos los esfuerzos posibles para consensuar las medidas más adecuadas para utilizar el margen de maniobra que tienen nuestras administraciones públicas y operadores privados, en aras del interés general.

Está claro que hemos llegado ya a unos niveles insoportables de paro que ponen en peligro la cohesión social en las islas y que pueden dar lugar a una situación explosiva si todo esto va acompañado de la reducción de las prestaciones sociales y los servicios públicos. Se requiere tomar medidas urgentes, pero con el máximo consenso político y social posible y atendiendo a principios de justicia y equidad. Hay que asumir los riesgos que conlleva abandonar la seguridad de las posiciones estáticas para empezar a aportar ideas nuevas. Una de ellas la hemos esbozado en relación al impacto de la subida del IGIC en el sector turístico. Pero hay muchas más que debemos gestionar con valentía para tratar de ayudar a evitar, todo lo que se pueda, el sufrimiento que esta crisis está provocando en nuestra gente.

En cualquier caso, lo anterior no está reñido con la resistencia, la necesidad de movilizarnos frente a los que pretenden utilizar la crisis en beneficio propio, pregonando el mantra de la austeridad. Como también decía Keynes “el auge económico y no la crisis, es el momento adecuado para la austeridad”.


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