Mañana y pasado mañana se va a celebrar una nueva cumbre europea sobre la que se han puesto muchas expectativas para abordar la grave situación que vivimos en Europa y, particularmente, en España.
Iñaki Gabilondo, en su último comentario en su video blog, hace referencia a la situación que vivimos actualmente que nos situa en un escenario sin horizontes que requiere urgentemente la búsqueda de soluciones.
Un nuevo fracaso pondría al euro y la construcción europea al borde del colapso. Si impera la sensatez se debería aprovechar la oportunidad para tomar decisiones histórica que dieran una nueva oportunidad al relanzamiento de la Unión Europea. La gravedad de la situación económica europea está llegando a una situación de emergencia que también está repercutiendo en el deterioro de la confianza de los mercados en la misma Alemania. Parece inevitable avanzar en la unión fiscal que facilite una mayor intervención del Banco Central Europeo y la futura emisión de eurobonos.
Urge resolver de inmediato la crisis de las deudas soberanas y para ello las propuestas de la Confederación Europea de Sindicatos marcan la agenda que se tendría que seguir para que ello se produzca: en lo inmediato, intervención del BCE, o de los fondos para la estabilidad financiera -FEEF y MEDE-, comprando sin límite deuda pública en los mercados secundarios y primarios; prohibición de las operaciones especulativas bajistas y separar los préstamos a los Estados de los prestamos al sistema bancario, permitiendo que la banca privada reciba, ya, financiación directa de los fondos europeos.
Inmediatamente después, y no a largo plazo, habría que proceder a: la creación de los eurobonos, la reforma del BCE (para que actúe como la Reserva Federal de los EE UU), una regulación financiera profunda, etc. Y, por supuesto, establecer como prioridad la vuelta a las políticas que promuevan el crecimiento y el empleo, imprescindibles para reducir los niveles de endeudamiento, público y privado, pagando lo que se debe.
Sobre el plan europeo de crecimiento, propuesto por los gobiernos de Francia, Alemania, Italia y España, recientemente reunidos en Roma, Durao Barroso indicó que sus fuentes de financiación serían el Banco Europeo de Inversiones (BEI), los actuales fondos estructurales y, en pequeña medida, bonos europeos para proyectos concretos. El plan parece muy poco maduro todavía; también en lo que respecta a plazos de aplicación, objetivos, procedimientos y requisitos. La CES ha destacado que si se quería que tuviera una incidencia significativa en la economía real era necesario que todo su montante -el 1% del PIB europeo, una reivindicación de la CES desde el comienzo de la crisis- fuera de financiación nueva y no se nutriera de los recursos no utilizados de los fondos estructurales, al tiempo que su período de aplicación no debería prolongarse más allá de 2013. La CES pide que se eliminen los requisitos de co-financiación (50%) por los gobiernos nacionales de las inversiones de los fondos estructurales y que se establezcan planes de ayuda especiales (tipo "plan Marshall") para los países en situación económica y social más deprimida (como Grecia).
Si se toma como referencia la tasa de paro para repartir las futuras ayudas de este plan, Canarias podría encontrar una nueva oportunidad para reactivar su maltrecha economía.
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