La recién clausurada cumbre europea parece que nos trae mejores resultados que sus predecesoras. En principio, tenemos que valorar positivamente algunas medidas que, al parecer, se van a poner en marcha, tras esta cumbre:
- La creación de un fondo de 120.000 millones de euros para fomentar el crecimiento económico que si se repartiera en función del número de parados existentes en cada lugar, significaría que a Canarias se le tendría que asignar 2.000 millones.
- La financiación directa a los bancos españoles sin que se contabilicen las ayudas recibidas dentro de la deuda pública del estado y sin que la devolución de estas ayudas tenga preeminencia sobre la devolución de la deuda. No está claro como se va a aplicar esto, ni el calendario, pero el anuncio de esta medida ya a supuesto un alivio sobre la prima de riesgo española.
- Este alivio también está relacionado con el visto bueno para que desde las instituciones europeas se pueda intervenir para comprar deuda pública de los países con mayores dificultades con el fin de aliviar el coste de la misma.
Estas son las buenas noticias. Pero, tranquilos, que hay que ver la otra cara de la moneda. Merkel ya ha dicho que no hay concesiones sin contrapartidas. Y las contrapartidas que tienen que garantizar España, Italia y otros paises con dificultades, es seguir en la senda de la austeridad y las reformas estructurales. Esto quiere decir que problablemente en los próximos días o semanas, el gobierno español anunciará una subida importante del IVA y la reducción del salario de los empleados públicos. Y puede que la cosa no se quede ahí. Por lo tanto, cuidado con que se nos vaya la mano en una valoración positiva de la cumbre hasta no conocer lo que yo llamo la agenda oculta de los acuerdos.
