Sin esperar al recuento de los votos de las elecciones de hoy y sin conocer, por tanto, los resultados oficiales, Nicolás Sarkozy ha reconocido su derrota por lo que François Hollande es el nuevo presidente de Francia.
El programa electoral con el que se ha presentado el nuevo presidente contiene elementos esperanzadores para que se produzca un giro en la política de la Unión Europea para afrontar la crisis, abandonando la rigidez de la austeridad y el control del déficit que está llevando a la mayor parte de los paises de la Unión Europea al estancamiento o la recesión económica.
Estas elecciones han coincidido con las elecciones legislativas en Grecia que parecen confirmar un retroceso mayor de lo previsto de los, hasta hoy, dos grandes partidos helenos que se han plegado a las exigencias e imposiciones de la llamada troika europea. Parece que que los griegos van a tener un parlamento muy fragmentado que hará muy difícil formar un nuevo gobierno.
También en Alemania, los partidos de la coalición de centroderecha liderada por la señora Merkel sufrieron una nueva derrota regional en las elecciones del "Land" de Schleswig-Holstein, donde la población, al igual con lo sucedido en Francia y Grecia, ha castigado las políticas de austeridad. En este Land, el avance de fuerzas de centroizquierda como socialdemócratas (SPD) y Verdes y la irrupción de un partido protesta como los Piratas impedirán que los cristianodemócratas (CDU) de Merkel y sus socios liberales (FDP) reediten su coalición de gobierno. El fundamentalismo de Angela Merkel le puede llevar a una nueva derrota electoral en las próximas elecciones en el Land de Renania-Westfalia.
Mientras todo esto está pasando, Mariano Rajoy, impasible, parece seguir adelante, sin que nada le perturbe, en sus planes de demolición del estado de bienestar en España.
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