jueves, 3 de mayo de 2012

APRENDER A RUGIR



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Hay un cuento tibetano "La oveja-tigre" que el conocido gurú del management, Fredy Kofman, utiliza como introducción de una conferencia suya titulada "Vida, libertad y consciencia".

El cuento nos viene a decir que la mayoría de los seres humanos vivimos como ovejas, sin tomar consciencia del tigre que realmente hay en cada uno de nosotros. Cuando nos decidimos a aprender a rugir, a sacar ese tigre escondido, entonces podemos vivir realmente nuestra vida, elegir lo que hacemos y no dejar que estemos gobernado por lo que pasa, por las circunstancias externas.

Aprender a rugir, trae como consecuencia el dejar de comportarnos como ovejas por miedo al castigo o a la ansiedad de elegir. Las ovejas no soportan el fracaso y la frustración. En cambio, los tigres se mueven en función de sus valores y, sea cual sea el resultado de sus acciones, se sienten orgullosos de las mismas porque son coherentes con sus principios y valores. No son vitalmente impotentes como las ovejas que al tratar de desvincularse de los problemas, no forman parte de las soluciones.

En una entrevista aparecida en el 2009 en el diario El Pais, Fredy Kofman decía que la crisis actual es un crisis de consciencia. No se si una crisis de tal envergadura se puede despachar sólo con esta calificación, pero lo que si creo es que para enfrentarnos a ella, necesitamos el rugir del tigre que implica un cambio de consciencia colectiva y personal, en torno a lo que podríamos llamar los "valores anticrisis".

Lo que no comparto son las implicaciones del "voto de libertad" que el Sr Kofman nos propone en su conferencia. El voto consiste en "no usar la violencia contra otra persona ni contra su propiedad ni de forma directa ni mediante otra persona pagada por nosotros, exepcto en el caso de defensa propia".  Las implicaciones que para Kofman supone este voto, son que para ser coherentes con él, no se puede apoyar un estado que recaude impuestos o la enseñanza o la sanidad pública que se financian con esos impuestos.

Parece que el cielo en la tierra que nos propone termina convirtiéndose en el cielo del liberalismo.

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