miércoles, 9 de mayo de 2012

CABEZAS DE TURCO

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La Fundación 1º de Mayo ha editado un nuevo informe titulado "Legitimidad y financiación sindical en España y en la Unión Europea", elaborado por Pere Beneyto, Profesor de Sociología de la Universidad de Valencia y Director del Observatorio de Afiliación y Representación Sindical de esta Fundación, en el que se analizan distintos aspectos relacionados con la legitimidad, derechos sindicales y fuentes de financiación sindical en España y en la Unión Europea.

Este informe es una excelente herramienta para salir al paso de la permanente campaña antisindical neothatcherista que utiliza la crisis como coartada para conseguir el objetivo de la desregulación de nuestro sistema de relaciones laborales y de negociación colectiva, para lo cual viene muy bien el debilitamiento de los recursos humanos y materiales de los sindicatos y su deslegitimación social.

El reconocimiento de la función social de los sindicatos en la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales que les son propios, tiene un anclaje constitucional que en ningún caso se puede obviar.

En España, la participación sindical en programas de gestión finalista o la financiación a través de los presupuestos generales es sensiblemente inferior a la que se da en la mayoría de los países de la Unión Europea. La financiación externa de los dos grandes sindicatos más representativos, CCOO y UGT, apenas representa el 10% del presupuesto global de los mismos. Hay que recordar que la condición de más representativo no es graciable, sino guarda relación directa con los resultados de las elecciones sindicales que se celebran cada 4 años en cientos de miles de empresas de todo el estado.

El número total de delegados sindicales dedicados a tiempo completo al cumplimiento de sus funciones de representación, representa menos de la tercera parte de los que correspondería, de aplicarse la ratio europea en esta materia.

El tiempo dedicado a actividades de representación sindical, incluyendo tanto el crédito horario acumulado como el utilizado parcialmente por los delegados sindicales, equivaldría a 1,5 horas/año, lo que sobre una jornada anual media de 1.644,3 horas, representa apenas el 0,09%, según datos de la última Encuesta sobre el tiempo de trabajo, realizada por el INE.
Esta ofensiva no debe generar respuestas defensivas o autocomplacientes por parte del movimiento sindical  que oculten la revisión de sus propios déficits, errores y debilidades,  sino que debe operar como factor de oportunidad para la renovación de sus estrategias y la construcción de un nuevo relato sobre sus objetivos y procesos de intervención.

Somos conscientes de que por una parte de los ciudadanos cabreados que se ven afectados cada día por la lacra del paro, la subida indiscriminada de tasas e impuestos y la falta de credibilidad de las políticas que se están aplicando para hacer frente a la crisis, a los sindicatos y, especialmente a CCOO y UGT, se les ve como organizaciones integradas en un sistema en el que ya no creen. Algunos se presentan como ciudadanos anónimos que están organizando próximas manifestaciones contra lo que definen como dictadura de las cúpulas de UGT y CCOO.
 
Frente a ello, sólo cabe el contraste pacífico de ideas y argumentos, huyendo de posiciones irracionales que intentan convertir a los sindicatos mayoritarios en las cabezas de turco con las que contentar el descontento de la gente, desviando sus miradas de los verdaderos causantes de sus males.

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