Vivimos encerrados en una prisión creada por las creencias y tradiciones de la sociedad y la cultura y por las ideas, prejuicios, apegos y miedos producidos por las experiencias pasadas. Las capas de grasa que nublan nuestra consciencia y nos mantienen en la modorra son:
- Las creencias.
- Las ideas. Nos llevan a simplificar y etiquetar.
- Los hábitos. Son esenciales para la vida humana en el ámbito de las "cosas mecánicas" pero no deben invadir los terrenos del amor o de la visión. Cuando eso es así nos relacionamos con las personas y las cosas sin frescor ni novedad.
- Los apegos y los miedos.
¿Que hay que hacer para romper los muros de la prisión?
- Reconocer que estás encerrado entre los muros de una prisión y que tu mente está dormida.
- Contemplar los muros. Observar sin emitir juicio ni condena de tus hábitos, ideas, creencias, apegos y miedos.
- Observar las cosas y personas que te rodean. Mirarlas como si lo hiciera por primera vez.
- Siéntate tranquilamente y observa cómo funciona tu mente de la que brota sin cesar un flujo de pensamientos, sensaciones y reacciones.
Así pues, mira, observa, examina y explora..., y tu mente se hará viva y eliminará su "grasa" y se tornará perspicaz, despierta y activa.
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