Pinchar en la imagen para ver el vídeo grabado por Respuesta Social de Tenerife (Temes RST)
No fue mucha gente a la convocatoria en S/C de la movilización del 10 de marzo. Al final decidimos convertir el acto en una concentración y en nombre de los 5 sindicatos presentes (CSIF, CCOO, SEPCA, UGT y USO) me dirigí a los presentes para recordar los motivos que nos ha llevado a estar hoy en las calles de todo el estado. Mi intervención fue una síntesis de lo que había escrito con antelación y que transcribo a continuación.
"Una vez más nos encontramos en la calle
para expresar colectivamente lo que
cada uno de nosotros está sintiendo cada día frente a lo que está pasando en
nuestra casa, en los centros de trabajo, en los servicios públicos y en las
instituciones públicas.
Sentimientos
de hastío,
a veces de impotencia y de muchas dudas sobre si todo lo que estamos haciendo
para llamar la atención y protestar servirá para algo.
Lo cierto es que el paro no deja de crecer, las familias sin recursos son más cada
día, la pobreza extrema ya no es algo anecdótico entre nosotros, los servicios
públicos están amenazados cada día más, los derechos laborales y sociales no
dejan de recortarse y todo esto no es algo que le pasa a los demás, está
pasando aquí y ahora y le pasa a nosotros, a nuestros familiares y a nuestros
amigos y amigas.
La cumbre social decía que las cifras del
paro justifica el que hay 6 millones de razones para salir a la calle, 400.000
en Canarias, pero el segundo objetivo central de estas movilizaciones suma
muchos más motivos para estar hoy aquí. A la crisis económica, financiera y
social en la que estamos inmersos, hay que añadir una crisis política que está dando lugar a que la gente pierda la
confianza en las instituciones democráticas y en la política. Los últimos casos
de corrupción, de abierta complicidad entre cargos públicos y empresas, de
conductas reprobables en las máximas instancias del poder político, están
haciendo tambalearse todo el entramado institucional surgido tras la transición
democrática. Muchos compañeros y compañeras, especialmente los que hoy no están
aquí y que hicieron frente a la dictadura para dar paso a la democracia se
estarían preguntando si mereció tanto sacrificio para llegar aquí.
Y yo
les digo que si. Que mereció la pena porque todavía es posible recuperar la
política como una herramienta al servicio de las personas, que los corruptos no
tienen cabida en un sistema democrático y que todavía es posible regenerar la
democracia.
Que en una democracia realmente social y
participativa no se puede permitir que los beneficios
sean para unos pocos y las pérdidas para la inmensa mayoría. Pérdidas de
derechos laborales y sociales, pérdida de empleo, pérdida de salarios, pérdida
de esperanza,….
Que en una democracia real, extensible a la
propia unión europea, lo prioritario no
puede ser la austeridad a costa de todo, aunque, paradójicamente, también
tenemos que hacernos cargo de las deudas que los directivos de las entidades
financieras generaron con su mala gestión.
Que en una verdadera democracia la
paralización de los desahucios, el facilitar una vida digna a la gente que come
en los contenedores de basura y el evitar el sufrimiento de tanta gente debe
ser el objetivo número uno y no cumplir
con los objetivos del déficit.
Que tomen nota también nuestros gobernantes
aquí en Canarias, donde también
batimos récord en tasas de paro, pobreza, exclusión social y en donde la
corrupción se ha transformado en algo crónico.
Y frente a todo esto, estamos aquí porque creemos que el cambio y la regeneración
y que las mareas de esperanza y de energía justiciera pueden parar las olas del
pesimismo y de la desesperación.
Ayer algunos de los que estamos aquí recorriamos
las zona de grande superficies de La Laguna gritando “trabajo sí, esclavos no”.
El miércoles y el jueves nos uniremos a las movilizaciones convocadas por la
CES para poner en evidencia la incapacidad de la Comisión Europea para cambiar
las políticas fracasadas que insisten en aplicar una y otra vez. Y lo hacemos
porque sabemos que las alternativas son
posibles, que hay otras políticas económicas y fiscales que pueden evitar
que siga creciendo la desigualdad, el desempleo y la exclusión social. Que es
posible gobernar con las personas y para las personas, cambiando lo que haga
falta, incluso la constitución. Que las utopías se pueden llevar a la realidad
porque la semilla de las mísmas las tenemos en el corazón de cada uno de
nosotros.
Si, amigos y amigas, no tengamos dudas,
confiemos en nuestras fuerzas, juntos podemos y tarde o temprano lo vamos a lograr".
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