FORO DE DEBATE ECONÓMICO
FUNDACIÓN 1º DE MAYO
Ponencia de CARLOS BERZOSA
“La unión bancaria es una respuesta parcial a las causas que han desencadenado la crisis del euro. Por tanto, la respuesta es que no es una solución para los problemas a los que se enfrenta la moneda única. (…) Abordar solamente la unión bancaria (como solución a la crisis del euro) se encuentra vinculado a las posturas de la ortodoxia económica sustentadas en el fundamentalismo de mercado, y el desmantelamiento del modelo social europeo, así como a la hegemonía que ejerce en la economía global el capital financiero.”
1.- Las malas semillas que han hecho crecer las plantas venenosas
La crisis actual tiene unos orígenes en las finanzas y un epicentro que se sitúa en Estados Unidos. Lo que comenzó con un problema fruto de las hipotecas basura en la economía norteamericana no solamente saltó el Atlántico, sino que provocó un cataclismo en la eurozona, de forma que es el área económica del mundo desarrollado más castigada por lo que se ha denominado “La Gran Recesión”. La Unión Europea (UE) ha sido contagiada por los Estados Unidos, pero se encuentra mucho peor que el país que le inyectó el virus.
La razón de que esto sea así tiene varias causas, una de ellas es que la raíz del problema no se encontraba solamente en las hipotecas basura, sino en las titulizaciones de multitud de derivados, entre ellos los de las hipotecas basura, y grandes operaciones muy imaginativas de ingeniería financiera, que lo que han generado es una cantidad realmente espectacular, que se cifra en millones de dólares, de títulos tóxicos que no tienen ningún respaldo en la economía real. La globalización financiera ha contribuido a expandir todos estos derivados a lo largo y ancho del mundo. Los bancos europeos han sido contaminados por estas operaciones.
Todo esto se ha asentado en un modelo de desarrollo en el que, desde los años ochenta del siglo XX, la primacía de las finanzas se ha impuesto sobre la evolución de la economía productiva. Las transacciones financieras han superado con creces, en estas tres últimas décadas, a los flujos comerciales internacionales y al crecimiento del Producto Interior Bruto Mundial. Se vivía un proceso de crecimiento económico basado en el incremento desmesurado de las finanzas que condujeron a la expansión de burbujas especulativas.
El auge de las finanzas se apoyaba en un marco económico que le fue muy favorable, como es la desregulación financiera y bancaria, lo que impulsó la globalización que avanzaba más en este ámbito, que en el de las inversiones extranjeras directas, y en el comercio. A su vez este modelo de crecimiento favoreció la creciente desigualdad económica, que se dio no solamente a escala internacional, sino en la mayor parte de los países desarrollados.
De modo, que el modelo de desarrollo propio de esta fase del capitalismo que se inicia en los años ochenta como respuesta a la crisis de los setenta, ha estado caracterizado por ciclos, pues ha habido varias recesiones, pero también años de auge, pero esta aparente prosperidad lo que llevaba en su seno eran las semillas de la destrucción. La economía era más vulnerable de lo que los datos podían ofrecer y todo se encontraba pendiente de un hilo, que hacía a la economía mundial muy vulnerable, lo que ha quedado de manifiesto al romperse, habiendo dejado al descubierto todas las carencias y miserias que se estaban dando. Un modelo que alimentaba el crecimiento desigual con endeudamiento, especulación, y destrucción del medio ambiente.
El efecto tan negativo que todo esto ha tenido en la UE es resultado de ser este espacio económico más vulnerable que otros por la forma de llevar a cabo la construcción de la unión monetaria y la implantación de la moneda única. Además, se ha agravado la situación económica por la falta de reflejos ante la crisis con la tardanza de tomar medidas, los desaciertos cometidos con las erróneas propuestas que se han llevado a cabo, y la falta de coordinación en la puesta en marcha de una verdadera política económica común.