lunes, 7 de febrero de 2022

REFORMA LABORAL EN EL ÚLTIMO SEGUNDO Y DE PENALTI


Ya tenemos una nueva reforma laboral aprobada el pasado jueves mediante una votación esperpéntica con traiciones incluidas y el error de un diputado del PP que dio al traste con una operación para derrotar al gobierno y quizás también, para dificultar el próximo ingreso de fondos europeos por un importe de unos 12.000 millones de euros.

Alejado desde hace años del activismo sindical no he podido dejar de rememorar las movilizaciones de 2012 contra la reforma laboral del gobierno del PP en las que participé como secretario general de CCOO Canarias y he leído algunas de las cosas que escribí hace casi 10 años en este mismo blog. Para refrescar los argumentos que daba por entonces contra esa reforma laboral me remito al texto de mi intervención en unas jornadas que organizó la Asociación para el Progreso de la Dirección el 15 de marzo de 2012.

También conviene recordar el texto del acuerdo programático entre el PSOE y Unidas Podemos que dio lugar a la conformación del actual gobierno de coalición, en lo referente a la abolición de la reforma laboral:

1.3.- Derogaremos la reforma laboral. Recuperaremos los derechos laborales arrebatados por la reforma laboral de 2012. Impulsaremos en el marco del diálogo social la protección de las personas trabajadoras y recuperaremos el papel de los convenios colectivos. En concreto y con carácter urgente:

  • Derogaremos la posibilidad de despido por absentismo causado por bajas por enfermedad.
  • Derogaremos las limitaciones al ámbito temporal del convenio colectivo, haciéndolo llegar más allá de las previsiones contenidas en el mismo, tras la finalización de su vigencia y hasta la negociación de uno nuevo.
  • Derogaremos la prioridad aplicativa de los convenios de empresa sobre los convenios sectoriales.

Asimismo,

  • Modificaremos el art. 42.1 del Estatuto de los Trabajadores sobre contratación y subcontratación laboral a efectos de limitar la subcontratación a servicios especializados ajenos a la actividad principal de la empresa.
  • Limitaremos la capacidad de modificación unilateral de las condiciones del contrato por parte de la empresa.
  • Revisaremos el mecanismo de inaplicación de los convenios colectivos, orientándolo a descuelgue salarial vinculado a causas económicas graves.

Lo primero que hay que destacar en este acuerdo es que se remite al diálogo social (supongo que entre las organizaciones empresariales y sindicales más representativas) que si ha existido y que se plasmó en un acuerdo que se ha trasladado al RDL.

Incluso obviando lo anterior, conviene constatar las dificultades objetivas para cumplir al 100% lo previsto en este acuerdo y revertir totalmente los efectos negativos de la reforma del 2012. Y ello es así por estas 5 razones:

  • El gobierno seguiría teniendo un apoyo legislativo endeble para derogar totalmente la reforma laboral y sustituirla por otra que supusiera la recuperación de los derechos laborales perdidos.
  • Un sector del PSOE sería muy reticente a moverse en el marco anterior.
  • Las condiciones de la UE para liberar los fondos anticrisis comprometidos hacen especial hincapié en poner en marcha una reforma laboral fruto de la concertación social y centrada en el objetivo de reducir la temporalidad y la precariedad laboral.
  • Este marco de concertación y la necesidad de esos fondos anticrisis están íntimamente relacionados con las implicaciones económicas de la pandemia.
  • La ofensiva de la derecha y la extrema derecha para aprovechar cualquier oportunidad de desgastar al gobierno.

Aún así, no estoy de acuerdo con la descalificación que se hace de la nueva reforma laboral. Lo conseguido es muy importante por los siguientes motivos:

  • Se revierte la tendencia mantenida ininterrumpidamente desde 1984 de perdida de derechos laborales en las sucesivas reformas laborales que se han aprobado.
  • Se sustenta en el diálogo social al que se hacía referencia en el acuerdo de gobierno a través de un acuerdo entre las organizaciones sindicales y patronales más representativas, convertido finalmente en un acuerdo social tripartito.
  • Se aborda la reducción de la temporalidad y la precariedad laboral.
  • Se recupera la ultra-actividad de los convenios.
  • Se recupera la prevalencia de los convenios sectoriales, al menos en materia salarial.
  • Se mejora la herramienta de los ERTE y se introduce el nuevo mecanismoRED para abordad situaciones de crisis y evitar despidos, conforme al principio de priorizar el mantenimiento del empleo.
  • Se establecen limitaciones a los efectos perversos de las subcontratas.
  • Se modifican los contratos formativos para facilitar su uso.


Evidentemente, no se puede negar que hay otros derechos perdidos en el 2012 que no se han recuperado, tales como:

  • La cuantía de las indemnizaciones por despidos improcedentes.
  • Los salarios de tramitación.
  • Se mantiene la prevalencia del convenio de empresa (excepto en materia salarial).
  • Se sigue permitiendo la modificación sustancial de las condiciones de trabajo por causas económicas, técnicas, organizativas o productivas.
  • Se sigue facilitando el despido por las causas anteriores.

Frente a los que afirman que el aumento del coste del despido es un objetivo irrenunciable, el que CCOO y UGT hayan primado en la negociación el reducir la temporalidad antes que aumentar el coste del despido desmonta la acusación recurrente de que estos sindicatos solo se preocupan de sus afiliados en perjuicio de los demás trabajadores o los parados ya que son los trabajadores en situación más precaria los más beneficiados por este acuerdo (a pesar de que son los menos sindicalizados).

En cualquier caso, esta reforma laboral no se merecía ser aprobada en un espectáculo bochornoso como el que se vivió el jueves y del que hay que tomar nota.

En primer lugar, el gobierno tiene que tomar consciencia de su fragilidad tanto por las dificultades para mantener su cohesión como para consolidar unos apoyos parlamentarios suficientes y estables. Un primer paso sería el que Unidas Podemos recuperara sus 35 parlamentarios bien porque se le restituyera el escaño a AlbertoRodríguez o porque se le sustituyera (sin menoscabo de que alguna instancia judicial fallara a su favor en el futuro).

También sería deseable que las organizaciones de izquierda que no han apoyado esta reforma laboral fueran conscientes de que el que muchos trabajadores/as los consideren irrelevantes para garantizar sus derechos no es sólo por causas ajenas. La bandera de la pureza sostenida a cualquier precio puede ser la causa principal de ello porque a muchos no le gusta eso de autoinmolarse manteniéndose firmes hasta la derrota final. Bertold Brecht en un poema definía un tipo de revolucionario que al menos en las dos estrofas finales  creo que conviene revisar:

Cuando él se sienta a la mesa, 

la insatisfacción se sienta a la mesa,

la comida se vuelve mala

y se descubre que la habitación es angosta.

A donde quiera que lo expulsen, allí

va la revuelta, y cuando lo destierran,

la inquietud permanece. 

Los derechos laborales recuperados y los que en el futuro se intenten recuperar se tienen que sustentar en la movilización popular constante y en la consolidación de condiciones favorables (gobiernos progresistas, organizaciones políticas, sociales y sindicales potentes, mayor igualdad social, etc.).

Hay que tener en cuenta que todas las reformas laborales tienen una segunda vuelta en los tribunales. Los juzgados de lo social, en los últimos años, pararon buena parte de los excesos de la reforma laboral del 2012, que venía tocada en su legitimidad por el pecado original de la falta de acuerdo. Era una reforma unilateral, y así fue después interpretada y corregida por las sentencias judiciales, que en muchos casos se fueron a la letra de la Constitución para aplicar esta norma de la forma más favorable para los trabajadores.

Pese a que ya no mantengo la militancia sindical de hace años, aunque sigo afiliado a CCOO, quiero terminar diciendo que pese a sus errores e insuficiencias el sindicalismo confederal y de clase que representan CCOO y UGT sigue contando con todo mi apoyo, máxime cuando se está produciendo una deriva constante de la derecha española hacia el Trumpismo que es la forma moderna del fascismo. Tal como decía Jason Stanley en su libro “Facha”, “el sindicato representa todo lo contrario que el fascismo. Su esencia es siempre antifacista. Es la forma que los trabajadores tienen de combatir colectivamente todo aquello que el fascismo usa como abono de crecimiento rápido: el individualismo, la atomización, la fractura social, la desigualdad, el miedo, la falta de futuro. Frente al ‘sálvase quien pueda’, que es el lema de nuestra época, digamos mejor, o nos salvamos juntos, no se salva nadie”.


ALGUNOS ARTÍCULOS RECOMENDADOS:

-Joan Coscubiela "Cuando la pureza conduce a la precariedad".

-Antonio Baylos "Cinco razones para aprobar la reforma laboral".

-Ignacio Escolar "La importancia del consenso en la reforma laboral".

-Ignacio Escolar "La irresponsabilidad de votar no a la reforma laboral".

-Antonio Maestre "Una reforma laboral insuficiente".

-Teresa Rodríguez "La reforma laboral y los santos inocentes".

-Gessamí Forner "Una reforma laboral al gusto de europa".


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