domingo, 23 de octubre de 2011

LA PRÁCTICA DE LA COMPASIÓN Y LA MEDITACIÓN


Ya me he referido a la conveniencia de que los sindicalistas practiquemos alguna técnica de meditación. A continuación transcribo algunas técnicas de meditación y compasión que pueden ayudarnos a vivir más serenamente y más centrados en la buena vida.

EL EJERCICIO MATINAL:


El ejercicio matinal, tiene muchos beneficios y conduce directamente a sentir, mirar y escuchar. El ejercicio matinal se debe realizar antes de que la mente comience a ocuparse de otros asuntos.

Hay que sentarse erguido en una silla cómoda. Cerramos los ojos. Durante los primeros segundos prestamos atención al hecho de que uno se encuentra allí y relajarse. Ahora dirijamos nuestra atención al pie derecho, prestando plena atención a cualquier sensación que en este momento se manifieste en dicho pie. No hay que rechazar ni tratar de mantener ninguna sensación. Pasado alrededor de medio minuto modificamos el foco atencional pasando a la mitad inferior de la pierna derecha. Después pasamos a la mitad superior de la pierna derecha, luego a la mano derecha y así seguimos con el antebrazo derecho, la mitad superior del brazo derecho, luego a través del cuerpo pasamos a la parte superior del brazo izquierdo y seguimos hacia abajo hasta llegar al pie izquierdo. No hay que pasar a otra parte del cuerpo mientras uno no haya tenido algún contacto con cada una de las partes precedentes.

A esta altura del ejercicio matinal, uno empieza a experimentar el ensanchamiento de la estrechez atencional que conduce directamente a la forma de recuerdo del self que llamamos sentir, mirar y escuchar. Para eso, una vez que uno ha percibido el pie izquierdo hay que ampliar el foco atencional sintiendo simultáneamente los dos pies, ambas piernas, las dos manos, los dos antebrazos y las dos partes superiores de los brazos. Después, mientras se siguen percibiendo los brazos y las piernas, se escucha activamente cualquier sonido que se produzca en el entorno, manteniendo una actitud mental de escucha plena y con curiosidad, de cualquier sonido mientras uno percibe, con el mismo tipo de curiosidad, los brazos y las piernas. Después abrimos suavemente los ojos para mirar activamente alrededor, de modo que uno esté sintiendo, escuchando y mirando simultáneamente.

Ahora uno está practicando una forma de recordar el self. En la práctica sistemática de la observación del self, se debe mirar y escuchar con todas las facultades, ya sean las facultades emocionales, corporal / instintivas e intelectuales.

Uno está recordando su self. Hay que continuar sintiendo, mirando y escuchando el resto del día. El objetivo consiste en llegar a desarrollar tal habilidad que uno pueda recordar su self el resto de su vida.

Cuando las personas tratan por primera vez de sentir, mirar y escuchar, experimentan con frecuencia una claridad sutil, una sensación de estar más vivos y más presentes en la realidad del momento. Pero, después de los primeros momentos de sentir, escuchar y mirar, las personas se olvidan de seguir haciéndolo, a pesar de la obvia superación mental que sienten mientras lo están realizando. No resulta fácil la acción de sentir, mirar y escuchar. La dificultad radica en mantener la continuidad de la atención y en el esfuerzo que es necesario para ello. Se debe buscar activamente, sentir, mirar y escuchar, o de lo contrario uno no está haciendo realmente el ejercicio. A través de la práctica uno aprenderá a recordar su self y no por medio de largas preocupaciones o pensando en la razón por la cual uno no lo está realizando.

Una variante de este ejercicio para mejorar nuestra autoestima es “El ejercicio matinal de autoagrado”. Justo antes de empezar el ejercicio matinal ya descrito, pensar que “yo me gusto”. Sentirlo un poco y esbozar una pequeña sonrisa. Ahora hay que conservar esa sonrisa en la cara a lo largo de todos los pasos del ejercicio matinal; sonreír emocionalmente a cada una de las partes del cuerpo a medida que uno las siente.





LA PRÁCTICA DE LA COMPASIÓN:


Sogyal Rimpoché afirmaba que uno de los mejores momentos para la práctica de la compasión es justo después de meditar.

Uno alcanzará resultados mucho más satisfactorios si trata de ir construyendo gradualmente una actitud compasiva que si intenta atraparla abruptamente.
Uno de los ejercicios que sugería Rimpoché invoca un sentimiento de compasión a través de la elaboración de las primeras experiencias en las cuales uno recibió amor de otra persona:

1.      Pensemos en alguien que nos haya querido mucho. Pensemos de qué modo nos manifestaba su amor y su bondad.

2.      Asumamos que uno debe ser una persona lo suficientemente valiosa como para haber sido amada por otro.

3.      Experimentemos el sentimiento de ser queridos, qué sentía esa persona al querernos.

4.      Ahora experimentemos el sentimiento de querer. Recreemos las imágenes de otras personas y ofrezcámosles nuestro amor y compasión.

a.      Al principio, utilicemos imágenes de personas que han sido buenas con nosotros.
b.      Luego ampliemos el ofrecimiento de amor a aquellas personas que nos han tratado neutralmente.
c.      A medida que nos sintamos más seguros, ampliemos el ofrecimiento de amor a aquellas personas que nos han tratado mal.
d.      Extendamos el amor a las imágenes de aquellas personas con las cuales tuvimos una relación mixta y compleja, como nuestros padres.
e.      Ahora extendamos nuestro amor a todos los seres.


EL TONG LEN:


El Tong Len es una práctica tibetana, descrita por Sogyal Rimpoché para desarrollar una compasión y apertura mayores. Se puede utilizar para revisar los sucesos problemáticos y desagradables diarios, para abrir la mente a opciones compasivas en los sucesos futuros.

1.      Recordar el problema específico o situación desagradable.

2.      Reflexionar acerca de los distintos aspectos de la situación, la atmósfera y los detalles del problema.

3.      En tanto uno reflexiona acerca de los aspectos positivos y negativos de la situación hay que conservar la ecuanimidad, la alegría y la compasión. Hay que “expirar” la alegría como si fuese una ofrenda incondicional. Uno no está negando lo negativo, sino que simplemente está amando a todo y a todos los que constituyen el problema.

4.      Reflexionar sobre uno mismo sin dejar de considerar la situación. Hay que aceptar todos estos distintos aspectos de uno, los lados “buenos” y los “malos” y brindarles nuestra alegría como una ofrenda incondicional.

5.      No hay que forzar cambios, pero si cambian algunos aspectos del self como resultado de reunir lo positivo y lo negativo, debemos ofrecer nuestro amor a todos ellos, debemos aceptar el cambio.

Con el Tong Len y otros ejercicios similares vamos procesando recuerdos que dan lugar a la compasión. Esto no supone negar lo negativo –eso sería patológico-, sino que se lo acomoda en un contexto donde se pueden apreciar las alternativas compasivas.


EL CUERPO MUSICAL:


Necesitamos nutrir la esencia y fomentar la estima del self. Sentir compasión por uno mismo, al menos una vez a la semana.

Nos recostamos en un lugar templado, razonablemente oscuro y cómodo, donde nadie pueda perturbarnos.

Pongamos una música serena y cadenciosa durante 15 o 20 minutos. Una vez que empiece la música, nos tomamos uno o dos minutos para relajarnos.

Entonces hay que escuchar la música con los dos pies. Hay que disfrutar de la música y de las sensaciones en los pies. Después de un minuto desplazamos la atención hacia los gemelos. Luego hacia los muslos y escuchar y sentir allí.

Con intervalos de alrededor de un minuto vamos recorriendo el cuerpo en el siguiente orden: genitales, pelvis (dedicando una atención particular a la zona que está dos dedos del ombligo y tres dedos por debajo de profundidad), vientre, pecho, espalda (aun no hay que concentrarla mucho en el corazón), hombros, partes superiores de los brazos, antebrazos, manos, cuello, cara y pericráneo. Luego, concentrarse alrededor de un minuto en la parte interior de la cabeza. Luego, escuchar la música con el corazón.

Finalmente, desparramar por todo el cuerpo las sensaciones de escuchar y sentir la música, así como cualquier sentimiento positivo relacionado con el corazón.

Luego, durante uno o dos minutos, dejar que la atención se relaje y entrar en un estado de relajación hasta que se acabe la música.

Cuando termine, incorpórese lentamente. Luego, empezar a practicar la observación del self y el recuerdo del self de nuevo. ¡Hay que vivir!

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