Artículo de Mónica Bergós. Cuaderno de Pedagogía Nº 453, Febrero 2015
Un reciente estudio de la OCDE viene a
contradecir la creencia instalada en muchas familias de que una mayor carga de
trabajo extraescolar está asociada a la calidad del aprendizaje.
La
investigación, titulada ¿Los deberes perpetúan las desigualdades en educación? y basada en la
última Evaluación Internacional de Estudiantes PISA 2012, concluye que un mayor
tiempo destinado a los deberes escolares no se relaciona de manera
significativa con una mejora en los resultados académicos de un sistema
educativo.
Prueba de ello son los casos de Finlandia o Corea,
países que suelen obtener buenas puntuaciones en las evaluaciones PISA, y cuyos
estudiantes dedican menos de tres horas a la semana a los deberes del colegio.
En el otro extremo, países como Italia, Irlanda, Polonia o España dedican más
de seis horas semanales a las tareas escolares (los alumnos italianos llegan a
dedicar más de ocho) y obtienen resultados bastante más discretos en las
pruebas.
¿Cómo se explica este desajuste? La OCDE señala
factores más determinantes para el rendimiento de los alumnos, como la calidad
de los procesos de enseñanza y aprendizaje, y la organización de los centros
educativos. Para el profesor de Ciencias de la Educación de la Universitat
Autònoma de Barcelona (UAB), Enric Roca, las conclusiones de la investigación
muestran que es necesario un cambio de modelo en las aulas que dé prioridad al
seguimiento personalizado de los estudiantes y atienda a sus necesidades
específicas.
“Está comprobado que los deberes pueden dar resultados
positivos, cuando se diseñan de manera personalizada de acuerdo con las
necesidades del propio alumno, y con garantías de que el estudiante aprovecha
el tiempo empleado en esas tareas y se ajusta a su estilo de aprendizaje. Lo
que no funciona es la generalización, y encargar el mismo trabajo para todos”,
observa el académico, quien también destaca que el sistema de que “los deberes
en casa sean para acabar aquellas tareas que no se acaban en el aula, es otro
método que se ha comprobado que no funciona”.
Introducir más horas de trabajo autónomo en el aula
también puede ser una vía positiva, indica Roca, así como la apuesta por
fórmulas más innovadoras como las que plantea Francesco Tonucci, recientemente
galardonado con el premio de Pedagogía Marta Mata, quien defiende el fin de los
deberes escolares y un replanteamiento del trabajo en el colegio. Para el
pedagogo italiano, el aula debe convertirse en un laboratorio de experiencias
en el que el aprendizaje sea un proceso de exploración, en común, con otros
compañeros. En este nuevo contexto, las tareas para casa no tienen sentido.
Entiende, además, que el horario escolar ya contempla suficiente tiempo para
realizar el trabajo académico, y que fuera de él, el niño debe dedicar horas a
otras actividades que enriquezcan su vida en otras dimensiones.
La investigación de la OCDE advierte también que los
deberes pueden generar mayores desigualdades entre estudiantes de distintos
contextos socioeconómicos, ya que los alumnos situados en un contexto más
favorable suelen tener mejores condiciones en casa para realizar los deberes de
manera óptima y cuentan con mayor apoyo familiar para hacer sus tareas. El
estudio aconseja que se intente revertir esta situación desde la escuela: que
los profesores y los centros educativos ofrezcan ayuda a los padres y madres
para que motiven a sus hijos en el desempeño de los ejercicios escolares, así
como espacios de estudio a los que puedan acudir aquellos alumnos que no
dispongan de un lugar en casa para trabajar de manera tranquila.
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