Motivado por los retos que tengo que abordar en mi trabajo docente en relación con la disciplina en el aula, me he interesado por una metodología que intenta buscar soluciones alternativas a las orientaciones tradicionales y autoritarias respecto a la disciplina en el aula. Se trata de la llamada Disciplina Positiva basada en las teorías de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs. En 1920, el Dr. Adler introdujo la idea de educar a los padres para la crianza de los hijos y abogó por un mejor trato a los niños basado en el respeto mutuo.
En 1988, Jane Nelsen y Lynn Lott, adaptaron estos conocimientos publicando algunos libros sobre esta materia y empezaron a enseñar en clases experimentales, habilidades para padres y estrategias para los docentes en su desempeño en las aulas.
La Disciplina Positiva esta basada en los siguientes conceptos básicos (Adler, Dreikurs, Lott y Nelsen):
- Igualdad social: todos merecemos un buen trato.
- Interés social (sentido de comunidad).
- El comportamiento de los niños tiene un propósito: ser importantes y tener un sentido de pertenencia y conexión.
- Detrás del comportamiento hay una creencia (de percepciones e interpretaciones).
- Un niño que se porta mal es un niño desmotivado.
- Los niños se portan bien, si se sienten bien.
- Amabilidad y firmeza al mismo tiempo.
- Respeto mutuo.
- No es punitiva(castigo) ni permisiva.
- Se basa en la solución de problemas.
- Importancia de enseñar habilidades de vida a largo plazo.
- Tener el valor de ser imperfecto y no sentirme mal por ello.
En el libro de Jane Nelsen "Disciplina Positiva" (Editorial Oniro, Barcelona, 2002) se proponen 40 pasos para aplicar esta metodología:
A) Herramientas de Actitud:
1- Los niños que se portan mal son niños desanimados. En muchos casos el mal comportamiento se debe a que el niño no se considera aceptado ni importante. Los castigos aplicados por los adultos le humillan y provocan más desaliento y, como consecuencia, mal comportamiento en el futuro.
2- Los niños hacen las cosas mejor cuando se sienten mejor. No tiene sentido pensar que para que un niño se porte mejor primero hemos de hacer que con el castigo se sienta peor.
3- Los errores constituyen excelentes oportunidades para aprender. Hay que ver el error o el mal comportamiento como una manera de aprender para la próxima vez.
4- Trabaja para mejorar, no para alcanzar la perfección. En lugar de castigar por los errores es mejor centrarse en los pequeños avances y animar así al niño.
5- Utiliza la firmeza y la amabilidad a la vez. No se trata tampoco de ser demasiado permisivos con los niños, sino que hay que ser amables y firmes a la vez (“Te quiero y la respuesta es no”).
6- Céntrate en convencer al niño en vez de en ganarle. Cuando se plantea una lucha de poder y el adulto gana, el niño pierde, pero eso no le hace mejorar, simplemente le desanima.
7- Céntrate en los resultados a largo plazo. Con el castigo el niño no aprende más habilidades, aprende que el que tiene más poder puede doblegar a los demás.
8- Busca soluciones, no culpabilices. Culpando no se soluciona nada, son las soluciones las que hacen que mejoren las cosas.
9- Comprende el significado de la disciplina. La disciplina no es sinónimo de castigo, el verdadero significado de la disciplina es el de educar.
10- Trata a los niños con dignidad y respeto. De ese modo los niños se sentirán mejor y se comportarán mejor.
11- Los niños te escuchan si primero tú les escuchas a ellos. Si escuchas a los niños, ellos aprenderán a escuchar.
12- Fíjate en el mensaje escondido detrás del mal comportamiento. Con el mal comportamiento los niños pueden perseguir algunos de estos objetivos erróneos: llamar la atención, tener el poder, venganza o asunción de incompetencia. Si comprendemos lo que el niño quiere decir con su comportamiento podremos ayudarle.
13- Da a los niños el beneficio de la duda: Es mejor que el niño sepa que estamos de su parte.
14- Un respiro para iluminarse: El pararse a pensar, el retirarse y relajarse puede hacer ver los problemas desde otra perspectiva.
B) Herramientas de Acción:
1- Asegúrate que el niño recibe el mensaje de amor y respeto. El niño con mal comportamiento es el que más necesita oír que se le quiere.
2- Permite al niño desarrollar percepciones de que es significante y aceptado. A través de las reuniones familiares y de clase se puede ayudar a los niños a que descubran sus capacidades y se valoren.
3- No hagas cosas por los niños que puedan hacer solos. Así les ayudarás a ser más capaces.
4- Formula preguntas del tipo “qué” y “cómo”. Por ejemplo. ¿Qué ha ocurrido?, ¿Cómo te sientes con lo que ha pasado?, ¿Qué has aprendido con esto?, ¿Cómo puedes utilizarlo para la próxima vez?
5- Formula preguntas de curiosidad. Hacer preguntas para que el niño observe sus propios sentimientos.
6- Implica a los niños en las soluciones. Así el niño aprenderá a solucionar problemas y se animará a participar en las soluciones diseñadas.
7- Celebra reuniones familiares o de clase con regularidad. En ellas los niños aprenden a solucionar conflictos y problemas y a ayudarse los unos a los otros.
8- Resuelve los problemas en parejas. Deja a dos niños que hayan tenido un problema o una pelea resolver ellos solos el conflicto, con estas normas: no echarse la culpa y centrarse en las soluciones.
9- Marca líneas de resolución de problemas. Los pasos a seguir ante un conflicto serían: No responder a la provocación, dialogar con respeto sobre lo sucedido, elegir una solución consensuada, pedir ayuda si no se encuentra solución.
10- Establece rutinas con los niños. Si conjuntamente con el niño se establecen los pasos de cualquier actividad (por ejemplo, la hora de acostarse) el niño tendrá más voluntad de llevarlo a la práctica sin problemas ya que ha participado en su diseño.
11- Ofrece opciones limitadas. Cuando proponemos opciones (por ejemplo: ¿Quieres bañarte antes o después de hacer los deberes?) damos al niño la libertad de elegir, lo que le motivará a actuar.
12- Reorienta el poder. Dejar que los niños participen y ayuden les permite también ejercer poder, no solo obedecer.
13- Di: “Me doy cuenta”. Si ves que el niño no ha hecho algo, p. ej.: recoger los juguetes, es mejor decir: “Me doy cuenta de que no has recogido tus juguetes”, en vez de “¿Has recogido tus juguetes?”
14- Céntrate en las soluciones. Proponer a los niños que planteen soluciones a los problemas o dificultades cotidianas: “¿Cómo podríamos solucionar las discusiones sobre la hora de salir de la bañera?
15- Crear una rueda de opciones. A la hora de encontrar soluciones a los problemas se le pueden ofrecer diferentes opciones y que el elija.
16- Utiliza las emociones honestamente. Hablar sobre las propias emociones y sentimientos es un buen ejemplo para los niños. Una fórmula adecuada sería: “Me siento___________ cuando___________, porque__________, y me gustaría___________”.
17- Enseña las diferencias entre lo que los niños sienten y lo que hacen. Hay que dejar que los niños expresen sus sentimientos (esos son reales y no debemos negarlos), aunque desaprobemos su conducta ( esta sí se puede evitar o corregir). Por ejemplo, ante un ataque de celos entendemos los sentimientos, pero evitamos que el niño pegue a su hermanita.
18- Asume las responsabilidades que tienes en el conflicto. Si aceptamos nuestra parte de culpa en el conflicto, facilitamos igualmente que el niño asuma su parte de culpa.
19- Dale un cronómetro. Un cronómetro puede ayudar al niño a decidir cuándo empezar con los deberes o cuándo apagar la televisión.
20- Adéntrate en el mundo de los niños. Preguntarse qué hay detrás de la conducta de los niños.
21- Escúchale reflexivamente. A la hora de escuchar es bueno parafrasear las palabras del niño.
22- Escucharles activamente. En la escucha activa, escuchamos los sentimientos escondidos entre las palabras haciéndole ver que entendemos sus sentimientos.
23- Supervisa, supervisa, supervisa. Es una herramienta necesaria sobre todo para niños más pequeños
24- Distrae y/o reorienta: En vez de prohibirles hacer algo es preferible decirles u orientarles sobre lo que pueden hacer.
25- Utiliza las 4 R para recuperarse de los errores: Reconocer que se ha cometido un error, Responsabilizarse de lo que se ha hecho mal, Reconciliarse (pidiendo perdón) y Resolver (buscar una solución conjuntamente).
26- Mantente al margen de las peleas. Es una herramienta inicial para abordar las peleas ya que uno de los principales motivos de éstas es involucrar a los padres.
27- Pon a todos los niños en el mismo barco. No dar la razón a ninguno de los contendientes de una pelea (aunque se esté seguro de quién es el culpable). La solución al problema la han de encontrar entre los dos.
28- Tómate un tiempo para enseñar. Una herramienta muy útil es la de enseñar a los niños a hacer juegos de rol.
29- Decide lo que vas a hacer. Es bueno decidir cómo se va a comportar uno ante un conflicto y hacérselo saber al niño. Por ejemplo, aparcar y dejar de conducir si los niños se pelean en el coche.
30- Sigue hasta el final. Hay que ser amables pero firmes y llegar hasta el final en el uso de las estrategias positivas.
31- Menos es más. Cuanto menos se hable más eficaz se es. Hay que dejar que las acciones hablen más alto que las palabras.
32- Utiliza señales no verbales. El uso de señales no verbales (p. ej.: un vaso bocabajo en la mesa indicaría que hay que lavarse las manos antes de comer), sobre todo si participan los niños en su elección, puede aumentar la motivación para realizar las tareas cotidianas.
33- Di: “ Cuando…..., entonces”. Es más eficaz decir: “Tan pronto como acabes los deberes verás la TV”, que “Si acabas los deberes, verás la TV”.
34- Enseña consecuencias naturales. Es bueno que el niño experimente las consecuencias naturales de sus actos. Una consecuencia natural es algo que sucede debido a lo que el niño ha elegido, sin que el adulto haya hecho nada.
35- Enseña consecuencias lógicas. Para que una consecuencia lógica no sea un castigo deben cumplirse las 3 R: Las consecuencias lógicas deben ser Relativas (deben estar relacionadas con el comportamiento), Respetuosas (deben aplicarse sin cólera, fuerza ni humillación) y Razonables (deben parecer razonables al adulto y al niño).
36- Anima en lugar de dar recompensas o elogios. Animar a los niños les lleva a la autoconfianza mientras que elogiar les hace dependientes de los demás. Las pagas se deben dar sin relacionarlas con las tareas.
38- Haz que los niños se impliquen en las tareas domésticas. Los niños deben participar en las tareas de la casa y una buena manera de planificarlas es en las reuniones familiares.
39- Abrázale. Esto puede por sí solo cambiar la actitud tanto del padre como del hijo.
40- Dedícale tiempo. Dedicar todos los días unos minutos extra hace que los niños se sientan aceptados e importantes y les permite compartir experiencias y sentimientos.
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