A pocas horas de que finalice este año y de que entremos en los primeros instantes del 2015, no he podido sucumbir a la tentación de mirar las sombras del 2014 para atisbar lo que me espera en el futuro más inmediato.
Recuerdo que iniciaba el 2014 abrumado por las múltiples dificultades que se enredaban en mi actividad sindical: problemas económicos en el sindicato y en FOREM, ruptura del acuerdo con el Gobierno de Canarias sobre recursos sindicales para la participación institucional y la concertación social,...
Tras meses de agravamiento de estas dificultades, a mediados de año ya tuve claro la intención de abandonar la secretaría general de CCOO Canarias, de una manera ordenada, a través de la convocatoria de un congreso extraordinario a celebrar en abril del 2015, solución que se plasmó en las líneas de actuación aprobadas por el consejo del sindicato.
Con la tranquilidad de tener ya una hoja de ruta sobre lo que hacer a nivel profesional y personal, tuve la ocasión de hacer un breve viaje a Francia en el mes de agosto, en el que recuperé el placer de estar centrado en la vida cotidiana, sin las preocupaciones que me estaba generando la actividad sindical.
Cuando regresé en septiembre, todo cambió para "peor": conflicto interno que impidió la celebración del congreso constituyente de la Federación de Servicios en Canarias, incertidumbre respecto a la resolución del cierre de FOREM Canarias, suspensiones cautelares de afiliación y expedientes disciplinarios de algunos compañeros y compañeras,... El plan para esa salida tranquila del sindicato a través de la convocatoria de un congreso extraordinario, saltó por los aires...
Tras la autodisolución de mi ejecutiva, mi cese como secretario general de CCOO Canarias y mi pronunciamiento público en contra de como se estaban haciendo las cosas para resolver el conflicto interno existente en el sindicato, ha aumentado mi desencuentro con la dirección del sindicato y mi convicción de que me he liberado de un peso que me estaba hundiendo en los vericuetos tenebrosos de la vida.
Sin renunciar a mantener mi apoyo a los compañeros y compañeras que desde la diversidad mantienen la coincidencia en la necesidad de que CCOO sea un sindicato más abierto e integrador, ahora me toca pasar página y abordar el inicio de un nuevo periodo de mi vida.
La "impermanencia", el "todo cambia" no es una amenaza, me permite plantearme nuevos retos y desviar la mirada para paisajes que estaban cerca de mi pero que he ignorado porque tenía la atención centrada en otras cosas.
Abordo con ilusión el terminar mi vida laboral como docente. Desempolvo viejas metas y me planteo la conveniencia de dejarles un espacio en mi vida. Pero, lo más importante es que creo que me puedo dar la oportunidad de cultivar la "mirada interior", sin que ello signifique el que me convierta en un ser egoísta y al que nada importa la suerte de los demás.
Con la ilusión de que va a ser un año de "cambios" y de oportunidades para "ser", voy a recibir este nuevo año.
Y un adiós sin "añoranzas" al 2014....
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