Alfonso Glez. Jerez
Artículo de opinión de Alfonso González Jerez publicado en La Provincia los días 2 y 3 de diciembre de 2014 en el que analiza el programa económico de PODEMOS.
La primera contradicción del documento básico cuyo debate interno definirá el programa económico de Podemos es su mismo origen. En Podemos militan -si ya puede utilizarse dicha expresión- un número apreciable de economistas vinculados, en su gran mayoría, a departamentos universitarios españoles. Pero el flamante secretario general, Pablo Iglesias, optó por una peculiar metodología: encargar la propuesta a dos científicos sociales, Vicenç Navarro -cuya formación básica es la de politólogo- y Juan Torres -catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, miembro de Attac España y exsecretario general de Universidades de la Junta de Andalucía-.
Por supuesto, nadie ha rechistado en una organización que nació supuestamente para alcanzar un objetivo político novedoso y rupturista: empoderar a los ciudadanos. Pues bien, los ciudadanos que han decidido empoderarse a través de Podemos -incluyendo la minoría con formación económica académica- discutirán un documento inicial elaborado en el exterior de los foros del partido.Y la dirección de Podemos selecciona esta fórmula por motivos bastante claros, a saber:
a) Ahorrarse un debate interno que podría amenazar con aflorar diferencias y divergencias en el seno de Podemos, donde conviven militantes y simpatizantes que anhelan rupturas políticas revolucionarias con aquellos favorables a un reformismo gradualista adecentador del sistema institucional español y las estructuras económicas y fiscales. La consigna central más clara y pugnaz de Iglesias y sus compañeros es mantener una unidad que tolera -entre otras razones porque no tiene más remedio- cualquier anhelo, fanfarria, propuesta o descalificación en las redes sociales, siempre y cuando no interfiera ni cuestione las opciones estratégicas de la cúpula directiva ni irrumpa en los medios de comunicación convencionales.
b) El doctor Vicenç Navarro - y en menor medida el profesor Torres- son dos referencias del progresismo español, especialmente en la globosfera, y se ajustan perfectamente a ese punto equidistante entre la izquierda reformista -ambos beben de una socialdemocracia de cuño keynesiano- y la protesta antisistema en la que la dirección de Podemos gestiona una deliberada ambigüedad en busca de la maximización político-electoral de la marca.
c) El documento básico, además de encauzar y normalizar el debate interno, sirve como globo-sonda para testar reacciones, tanto en el interior de la organización como en la sociedad civil (otros partidos, medios de comunicación, grupos empresariales, sindicatos, movimientos sociales, etcétera).
La contradicción básica del documento de propuestas económicas pergeñado por Vicenç Navarro y Juan Torres para el debate en Podemos coincide con la del modelo clásico de socialdemocracia europea cuando intenta levantar cabeza en el siglo XXI: lo que es posible frecuentemente es indeseable, lo que es deseable no parece demasiado posible. La ruptura de intereses entre clases medias y clases trabajadoras, incluido un creciente precariado, la cesión de soberanía a entidades supranacionales como la UE que evidencian errores y disfunciones en su diseño político e institucional, la financiarización de la economía y la sucesión de crisis en una globalización huérfana de gobernanza racionalizadora han congelado hasta los huesos los objetivos socialdemócratas. Por eso las propuestas de Navarro y Torres son de estirpe socialdemócrata y anhelan al mismo tiempo superar los límites de la socialdemocracia histórica sin demasiadas explicaciones ni precisiones.El método principal de reactivación de ambos consiste en un estímulo masivo a la economía inyectando dinero público.
Los autores insisten en que existe margen de maniobra si se considera que el gasto público social por habitante es, en España, uno de los más bajos de la UE-15 mientras la recaudación fiscal resulta en doce puntos porcentuales inferior, como media, a la de Italia y Francia. Se suben los impuestos, por lo tanto, y habrá dinero para todo, incluyendo dos de las propuestas estrella: la contratación por el Estado de cientos de miles de personas (no funcionarios) y el establecimiento de una renta básica para desempleados de larga duración y ciudadanos en exclusión social. Pero no lo cuantifican. Igualar en España la presión fiscal de Francia, por ejemplo, podrían suponer recaudar entre 70.000 y 80.000 millones de euros suplementarios (y no a costa únicamente de las grandes fortunas o empresas multinacionales). Personalmente no creo que alcance -al menos en una legislatura- para cubrir objetivos tan ambiciosos y que tal vez podrían causar distorsiones graves económica y socialmente.
Confiarlo todo a los estímulos -sin apenas mencionar el impacto en la economía de una estructuras institucional disfuncional y colonizada por los partidos, garantía del capitalismo castizo-, mencionar apenas a Europa -fiando una hipotética renegociación de la deuda externa a la búsqueda de aliados imaginarios en Bruselas o Estrasburgo- y casi no decir nada de la monstruosa deuda privada de empresas y particulares no convierten el documento de Navarro Torres en un conjunto de propuestas enteramente rechazable ni, menos aún, intelectualmente deshonestas. Pero son olvidos y superficialidades que advierten de su debilidad, su escasa articulación y su fideísmo un tanto delirante en los prodigios que derivarían de la posesión del BOE.
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