Los resultados de las elecciones catalanas celebradas el 25 de noviembre, vistas desde "fuera" me llevan a algunas consideraciones que van más allá de las implicaciones directas que van a tener en Cataluña.
La defensa de las políticas de ajuste y recortes pasa rápidamente factura por mucho que se intente desviar la atención con elementos con una fuerte carga emocional como el soberanismo y la independencia. CiU lo ha sufrido en propia carne perdiendo nada más y nada menos que doce escaños. Las ideas soberanistas las han capitalizado otras organizaciones políticas contrarias a los recortes, recuperándose algunas de ellas del desgaste de haber formado parte del gobierno del tripartito que perdió las pasadas elecciones. El PSC-PSOE sigue en caída libre, creo que no tanto por haber liderado el tripartito como por la pérdida de credibilidad de los socialistas achacable al gobierno de Zapatero.
La reacción del electorado antisoberanista la ha capitalizado "Ciudadans" (también críticos con los recortes) y en menor medida, el PP que gracias a ello no ha pagado la factura de los recortes del gobierno central.
La conformación de un nuevo gobierno continuista con las políticas de ajuste va a ser casi imposible, si CiU continúa con su proyecto soberanista que sólo encuentra aliados a su izquierda y que han sido muy críticos con los brutales recortes que ha aplicado en menos de dos años de gobierno.
Frente a la tesis de que el soberanismo ha sido derrotado, los datos confirman que mantienen su mayoría, no tan holgada como algunos se la prometían. El apoyo del PSC a un referéndum de autodeterminación si asegura una mayoría superior al 75% que a mi juicio debe ser tenida en cuenta, más allá de las actuales limitaciones legales.
El derecho a la autodeterminación y la utilización del referéndum como una herramienta de consulta vinculante que compense los efectos perniciosos de la democracia representativa creo que es la mejor manera de asegurar la pervivencia del estado español como una unión voluntaria y libre de los distintos pueblos que lo conforman. Creo la mejor manera de dinamitarlo es la tendencia recentralizadora del "nacionalismo español" y la existencia de principios, leyes e instituciones inmutables.
A mi juicio, la única solución está en el estado federal...
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