miércoles, 10 de enero de 2018

EL PERDÓN



Estoy leyendo el libro de Jack Kornfield "Después del éxtasis, la colada". Cuenta la historia del encuentro del joven Nachiketa con el señor de la muerte, quien le concede tres deseos. Los tres deseos que le plantea el joven hindú tienen que ver con las puertas para la iniciación en un camino espiritual: el perdón, la energía interior y la mirada en el espejo para responder la pregunta sagrada de "¿Quién soy yo?" que lleva a la eternidad.

El perdón es a la vez una preparación y un fin de la vida espiritual. Nos permite dejar de ser rehenes del pasado para llegar a un "soltar compasivo" para el beneficio nuestro y de los demás. Sin el sabio corazón del perdón, arrastramos toda la vida los obstáculos del pasado. 

Kornfield cuenta el encuentro de dos antiguos prisioneros de guerra. Cuando uno preguntó: "¿Has perdonado a tus carceleros?". El otro contestó "No, nunca". El primer exprisionero miró compasivamente a su amigo y dijo: "Entonces, todavía te tienen prisionero".

Con el perdón, nuestros corazones se vuelven, durante un tiempo, claros y plenos.

SECTAS Y SECTARISMO



La existencia de grupos u organizaciones tóxicas que no siempre están en los catálogos habituales de sectas es una realidad alarmante que siempre requiere estar alertas frente a las señales que nos avisan de la existencia de comportamientos sectarios o de grupos a los que se les puede catalogar como sectas. Charles Tart en su libro "El despertar del self" nos proporciona algunos de estos indicadores:

1. La existencia de tópicos tabú: preguntas que no pueden formularse, dudas que no se pueden compartir, incertidumbres que no se pueden expresar. Por ejemplo, "¿a dónde va todo el dinero?

2. Secretos: la supresión de la información que en general queda celosamente guardada en un círculo interno. Por ejemplo, respuestas como "en cuentas de la banca suiza".

3. Imitadores espirituales: en su mínima expresión, la conducta estereotipada, como las personas que hablan, caminan, fuman, comen y se visten como su líder; en su expresión más siniestra, el estereotipo psicológico, como todo un grupo de personas que sólo manifiestan una estrecha gama de sentimientos en cualquier y en todas las situaciones: siempre alegres, o piadosos, o reduciéndolo todo a una simple explicación, o sarcásticos, etc.

4. Pensamiento colectivo: la versión oficial se impone sobre lo que la gente realmente siente. La típica cola cognoscitiva que limita al grupo. Por ejemplo, "Usted ha caído y Cristo es la respuesta" o "Usted está perdido en el samsara y Buda es la respuesta".

5. El elegido: el error compartido de la grandeza. No existe otra vía que no sea ésta. El corolario: usted está perdido si abandona el grupo.

6. No graduados: los miembros jamás son destetados del grupo. A menudo acompaña al corolario anterior.

7. Líneas de montaje: se les trata a todos idénticamente, no importan las diferencias; por ejemplo, se asignan mantras de acuerdo con los dictados de un informe demográfico.

8. Pruebas de lealtad: se pide a los miembros que demuestren su lealtad al grupo mediante la realización de algo que viole su propia ética; por ejemplo, montar una organización que tenga como finalidad oculta reclutar a otras personas para el grupo, pero que oficialmente se haga identificar como un grupo que presta servicios públicos.

9. Duplicidad: la imagen pública del grupo no representa su verdadera naturaleza, como en el ejemplo anterior.

10. Comprensión unifocal: se emplea una visión singular del mundo para explicar una y todas las cosas; están descalificadas las explicaciones alternativas. Por ejemplo, si se sufre de diarrea es "la gracia del Gurú". Si se cura también es la gracia del Gurú. Si uno está estreñido, sigue siendo la gracia del Gurú.

11. Falta de humor: no están permitidas las irreverencias.