CINE PARK
Fue inaugurado en junio de 1929 en la Carretera General de La Cuesta (por debajo del cruce con la carretera de Taco). Su propietario era Santiago Elías Molina y fue proyectado por el arquitecto Javier Felip Solá. Actualmente ya no queda rastro de este edificio.
El edificio, de corte racionalista, se instaló en el centro de un solar situado en el lugar denominado «American-Bar» de La Cuesta. El proyecto, bastante respetuoso con la normativa vigente, permitía una capacidad de un total de 700 espectadores que posteriormente se tuvo que reducir a 448 localidades para cumplir con la legalidad vigente. El cine Park es el tercero de La Laguna en disponer de sonido, ya que se instaló en mayo de 1932 un aparato Orpheo Sincronic, manejado por Juan Rodríguez Burgos, para proyectar películas sonoras. Además del citado operador, el cine contaba con un taquillero, dos porteros, dos acomodadores y un limpiador (ver "En la bruma de la memoria. Los primeros cines de La Laguna").
CINE CASINO CINELANDIA
Fue inaugurado en febrero de 1936 en la carretera La Cuesta-Taco cerca del cruce con la carretera general de La Cuesta y cerca también del Cine Park.
La obra de este cine tuvo un coste aproximado de unas 200.000 pesetas, y fue proyectado también por el arquitecto municipal Javier Felip. El proyecto presentaba claras similitudes con el del cercano Cine Park en el diseño racionalista de la fachada, aunque la distribución interior del Cinelandia es mucho más rica y compleja, y es el local más respetuoso con la normativa vigente de cuantos existen en La Laguna hasta ese momento. El proyecto también incluía la posibilidad de usarlo como salón de baile o de fiestas, por lo que se dota de los espacios necesarios para ofrecer estas posibilidades sin tener que desmontar la sala cinematográfica con las lógicas consecuencias para el mobiliario.
Un día antes de su inauguración, que era esperada con gran expectación, fomentada por el seguimiento que la prensa había hecho cuando se ultimaban las obras, el propietario Julián Laserna inserta un anuncio en el rotativo La Prensa que no deja lugar a dudas de la altura del ambicioso proyecto de este empresario. Comienza con una verbena amenizada por una conocida orquesta, fuegos artificiales, para finalizar con la proyección de «una revista» y la película Cuando el diablo asoma. Con esta inauguración sin precedentes entre los cines de la época, Laserna intenta darle a su local una proyección que abarca no sólo a los habitantes del populoso barrio de La Cuesta, sino también quiere captar al público de Santa Cruz. Para ello puso en práctica un novedoso y efectivo sistema para atraer clientes, facilitándoles el transporte desde Santa Cruz en guaguas contratadas por la empresa (ver "En la bruma de la memoria. Los primeros cines de La Laguna").
El edificio, antes de su derribo fue la sede del Bingo Aspronte. Fue sustituido por un moderno edificio llamado Cinelandia y en los bajos alberga otro bingo.
En la época en que el Cinelandia se convirtió en el Bingo Aspronte
El moderno edificio "Cinelandia" que ha sustituido al antiguo cine
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