Este fin de semana he asistido a un taller de biodanza del ciclo las cuatro estaciones dedicado al invierno. Ha sido impartido por Tuco Nogales quien en la página web de su escuela escribe sobre el invierno lo siguiente:
Después del día siempre viene la noche; Cuando el sol descansa aparece la luna. De la misma manera el Invierno sustituye al Otoño en el devenir de las Estaciones, en la Naturaleza y en nuestras propias vidas. Una vez que el Otoño propició los cambios cuando nos dimos cuenta de que algo no marchaba bien, el Invierno llega para ofrecernos el descubrimiento de qué es lo que sinceramente deseamos hacer en nuestra vida y la posibilidad de encontrar el camino para realizarlo. El Invierno es retirada, introspección, quietud. Buscar el calor más allá del frío, escuchar el corazón de uno y el del otro, conectar con la mirada, con el niño interior, con la paz deseada…, la inmensidad de los abrazos. Crear un instante de eternidad con lo esencial que hay en ti, en el otro y en la totalidad. Una oportunidad para seguir el trayecto de tu propio viaje.
He reafirmado mis "rasgos invernales" donde prima el recogimiento en la cueva, el agua, el "no se", la paz y la lentitud. Pero que también necesita del fuego, el compromiso y la confianza. Espero que las resonancias sentidas este fin de semana me lleven a una buena primavera en la que la acción sustituya a las postergaciones y a los "intentos". El taller se complementó con un interesante baño de gong la noche del sábado que permitió que mi cuerpo disfrutara durante casi dos horas de la vibración natural del universo (432 Hz).
Creo que ha sido una buena experiencia que también me pone en mejor disposición de trabajar esta semana con mis alumnos el tema de la paz (la paz positiva) en los días previos a la celebración del Día Escolar de la Paz y la No Violencia que se celebra el 30 de enero.
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