Una famosa canción de Atahualpa Yupanqui se me ha metido en la consciencia, especialmente ese llamamiento a "que no se quede callado quien quiera vivir feliz". Frente al silencio reflexivo que antecede a la acción o nos prepara para la conexión con nosotros mismos, está el silencio cobarde o el silencio cómodo, o el silencio evasivo,... Esos silencios son los que no nos permiten vivir feliz y dejan que la injusticia y la sinrazón prevalezcan.
Le tengo rabia al silencio
por todo lo que perdí.
Que no se quede callado
Quien quiera vivir feliz.
Un día monté a caballo,
Y en la selva me metí,
Y sentí que un gran silencio
Crecía dentro de mí.
Hay silencio en mi guitarra
Cuando canto el yaraví,
Y lo mejor de mi canto
Se queda dentro de mí.
Cuando el amor me hizo señas,
Todo entero me encendí.
Y a fuerza de ser callado,
Callado me consumí.
Le tengo rabia al silencio
Por todo lo que perdí,
Que no se quede callado
Quien quiera vivir feliz.
por todo lo que perdí.
Que no se quede callado
Quien quiera vivir feliz.
Un día monté a caballo,
Y en la selva me metí,
Y sentí que un gran silencio
Crecía dentro de mí.
Hay silencio en mi guitarra
Cuando canto el yaraví,
Y lo mejor de mi canto
Se queda dentro de mí.
Cuando el amor me hizo señas,
Todo entero me encendí.
Y a fuerza de ser callado,
Callado me consumí.
Le tengo rabia al silencio
Por todo lo que perdí,
Que no se quede callado
Quien quiera vivir feliz.
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