Sobre el "apego"
No es posible despertar jamás al mundo del amor sin desprenderte resueltamente de aquellas partes de tu ser psicológico que llamamos los "apegos".
¿Qué es amar? Es ser sencible a cada porción de la realidad dentro y fuera de tí y, al mismo tiempo, reaccionar con entusiasmo hacia dicha realidad, unas veces para abrazarla, otras para atacarla, otras para ignorarla y otras para prestarle toda tu atención, pero siempre respondiendo a ella, no por necesidad, sino por sensibilidad.
No existe el amor defectuoso, incompleto o parcial. El amor, como la sensibilidad, o lo es en plenitud o, simplemente, no es. Pero tampoco hay que confundirlo con la indiferencia de quienes no han conocido los apegos. Es preciso atravesar las procelosas aguas de los apegos si se desea arribar a la tierra del amor.
Para liberarnos de los ciclos en forma de "montaña rusa" que generan los apegos hay que atacarlos con el bisturí de la consciencia. ¿Y de que debes ser consciente?
- De ver el sufrimiento que la droga de los apegos te está cansando, los altibajos, los estremecimientos, las ansiedades, las decepciones y el aburrimiento a que inevitablemente te conduce.
- De darte cuenta que esa "droga" está escamoteándote la libertad de amar y disfrutar de cada minuto y cada cosa de la vida.
- De comprender que has atribuido al objeto de tu apego una belleza y un valor que, sencillamente no posee, que está solo en tu mente.
Cuando uses el bisturí de la consciencia para pasar del apego al amor, hay algo que debes tener en cuenta: no seas severo ni impaciente ni te detestes a ti mismo.
Cuando lo consigas, será feliz sin saber por qué. Tampoco hay garantías de que sea durarero. El amor viene y se va en la medida en que tu mente está despierta o consciente o, por el contrario, se haya vuelto a dormir.
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