Hoy comienzan las clases de nuevo, tras las vacaciones de navidad. Esto me ha llevado a buscar esta charla del psicólogo Borja Vilaseca sobre el aire fresco que necesita nuestro sistema educativo para abordar el futuro, impartida hace poco más de un año.
A continuación les dejo dos párrafos que pueden darnos una idea de las propuestas que inspiran al conferenciante.
Las escuelas públicas se crearon en el siglo XIX para convertir a campesinos analfabetos en obreros dóciles, adaptándolos a la función mecánica que iban a desempeñar en las fábricas. Tal como apunta el experto mundial en educación, Ken Robinson, “los centros de enseñanza secundaria contemporáneos siguen teniendo muchos paralelismos con las cadenas de montaje, la división del trabajo y la producción en serie impulsadas por Frederick Taylor y Henry Ford”.
Si bien la fórmula pedagógica actual permite que los estudiantes aprendan a leer, escribir y hacer cálculos matemáticos, “la escuela mata nuestra creatividad”. A lo largo del proceso educativo, la gran mayoría perdemos la conexión con esta facultad, marginando por completo nuestro espíritu emprendedor. Y como consecuencia, empezamos a seguir los dictados marcados por la mayoría, un ruido que nos impide escuchar nuestra propia voz interior.
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