"Algunas de las mentes más brillantes del mundo llevan años investigando cómo piratear el cerebro humano para hacer que pinchemos determinados anuncios y así vendernos cosas. El mejor método es pulsar los botones del miedo, el odio o la codicia que llevamos dentro. Y ese método ha empezado a utilizarse para vendernos políticos e ideologías".
Lo anterior lo podía leer hace poco en un interesante artículo de Yuval Noah Harari publicado en El País con el título "Los cerebros hackeados votan". Plantea que el libre albedrío no es una realidad científica sino un mito que el liberalismo heredó de la teología cristiana. Una fe ingenua en el libre albedrío nos ciega y eso es extremadamente peligroso en unos tiempos en los que las tecnologías son capaces de corroer la voluntad desde dentro yendo mucho más allá de lo que los autócratas y dictadores han tratado de hacer estrangulando la libertad desde fuera. La única manera de contrarrestar todo esto a nivel individual es recurriendo al viejo aforismo de "conócete a ti mismo" para evitar que la información que tienen los manipuladores sobre nosotros neutralice nuestras posibilidades de tomar decisiones más o menos autónomas.
Las navidades (y las rebajas de la post-navidad) es un periodo de especial incremento del consumismo donde estamos especialmente expuestos a las técnicas de manipulación vinculadas a la publicidad. En el vídeo que encabeza esta entrada podemos ver como se las gastan los expertos del marketing para influir en nuestras decisiones de compra. En el documental se hace el seguimiento a tres expertos de los sentido que desarrollan el color, el sonido y la fragancia de los productos que finalmente compramos. En este otro vídeo, Juan Carlos Monedero se centra más específicamente en las fiestas recién terminadas para desmontar el consumismo navideño.
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