NUEVAS VOCES EMPRESARIALES

Las declaraciones de esta semana del empresario Antonio Catalán, propietario de la cadena AC Hotels, suponen un importante contrapunto a los habituales discursos empresariales sobre salarios, productividad y normativa laboral. Evdencian, también, que el actual modelo de gestión empresarial en el que las empresas están dirigidas por ejecutivos que actúan en nombre de entes impersonales (accionariado, fondos de inversión,...), es todavía peor que el de las empresas familiares y PYMEs donde el gestor coincide con el propietario de la empresa. Y ello es así porque en el primer caso, lo que prima por encima de todo es la obtención de beneficios a repartir entre los accionistas y la mejora de los "bonus" de sus directivos. En el segundo caso, la voracidad del empresario se puede ver atenuada por el contacto personal con sus empleados.

El empresario Antonio Catalán ha llamado la atención esta semana al hablar de cosas evidentes pero que no solemos oir en boca de un empresario. Afortunadamente, demuestran la existencia de empresarios que sin renunciar a la defensa de sus intereses, son conscientes de que el llamado capital humano es el principal recurso de las empresas y, por lo tanto, hay que cuidar las relaciones laborales, humanizarlas y repartir también los beneficios. Empresarios capaces de reconocer la injusticia de una reforma laboral, a pesar de que ésta beneficia a la clase empresarial a la que pertenecen.

Frente a otras declaraciones de dirigentes empresariales canarios en el que recurren una y otra vez a los conocidos mantras, también hay que celebrar las declaraciones de otro empresario, Andrés Calvo, presidente de ASINCA (Asociación de Industriales de Canarias) en las que ha tenido la valentía de reconocer que el modelo productivo de nuestras islas ha dado lugar a una creciente acumulación de la riquiza y a un empobrecimiento de la mayoría de la población.

Se tratan de nuevas voces empresariales que empiezan a mostrar un nuevo discurso que tiende puentes con la mayoría de los ciudadanos hartos de la creciente concentración de la riqueza en manos de "círculos de poder" cada vez más opacos.