Mañana voy a Gran Canaria puesto que se constituye en el seno de CCOO Canarias la nueva Federación de
Construccion y Servicios del sindicato, tras el congreso de fusión
estatal de FECOMA y la FSP, celebrado el pasado 8 de mayo.
Esta nueva
federación integra sectores productivos tan importantes en las islas
como la construcción, la atención domiciliaria, la madera, limpieza de
edificios y locales, el cemento y sus derivados, así como
la seguridad privada y un largo etc.
Construcción y Servicios pasa a ser la
tercera federación en importancia de CCOO Canarias, tanto por su afiliación (cerca de 5.000 afiliados/as) como por el número de representantes (más de 500 delegados/as).
Antes del inicio del congreso en el salón de actos del Edificio Sindical de 1º de mayo de Las Palmas de Gran Canaria, participaré en una rueda de prensa para presentar el congreso con el nuevo secretario general de esta Federación Estatal, Vicente Sánchez que por su juventud representa el relevo generacional que ya se está empezando a producir en las distintas estructuras del sindicato y que supone un aliciente para las personas que como yo ya están en posición de salida de los puestos de dirección del sindicato (ya hemos acordado la celebración de un Congreso Extraordinario de CCOO Canarias en el que dejaré de ser el secretario general del sindicato).
Tanto en la rueda de prensa como en el congreso, serán inevitables las referencias a los momentos de cambios vertiginosos que se están produciendo en estos días en el estado español: resultados de las elecciones europeas, abdicación del rey,....
Hay clima de desafección al llamado sistema que refleja que la crísis económica se ha extendido al ámbito social y político con un cuestionamiento del bipartidismo, las políticas de recorte y el modelo de estado.
En este contexto, las dos grandes centrales se ven afectadas por esa desafección y por una crisis reputacional que ha creado la ilusión en algunos que se avecina un "podemos sindical" que acabe con lo que llaman el bisindicalismo. Creo que los que pronostican nuestro final para ser sustituidos por un sindicalismo de "lucha y combate" no están muy enterados de que el principal peligro de nuestra pérdida de representatividad y de capacidad viene precisamente de la "otra orilla". En las elecciones sindicales, las únicas organizaciones que están avanzando son las de corte corporativista y amarillista. No en vano, desde la derecha se aspira a la constitución de una nueva central sindical más representativa agrupando a estos sindicatos. Desde esa "otra orilla" es donde se está propiciando la actual ofensiva antisindical basada en tender un manto de sospecha de corrupción sobre los sindicatos de clase y en la criminalización de la respuesta sindical (huelgas, manifestaciones, ...).
En cualquier caso, no cabe el inmovilismo sindical ante lo que está pasando. Se requiere seguir tomando decisiones valientes y efectivas para abordar la crisis reputacional y de recursos que nos afecta ya de lleno. Las fusiones de las federaciones es una de esas respuestas. Pero también hay que seguir impulsando otras medidas respecto a los valores que deben guiar en todo momento la acción sindical, la potenciación de los espacios de lucha, organizacion y participación en las empresas y en los territorios difusos en los que se mueven muchos parados y/o trabajadores en precario a los que dificilmente se les puede vincular a un sector estable de producción. Necesitamos proyectarnos en los niveles de acción sociopolítica con un perfil más diferenciado del pasteleo y de las "bacanales del poder". Nuestra incapacidad para saber de todo e intervenir en todo se debe compensar con alianzas sólidas y leales con los movimientos sociales. Necesitamos recuperar la militancia sindical como la principal fuerza que esté detrás de lo que hacemos.
Juan Carlos Monedero, uno de los principales líderes de PODEMOS, escribía recientemente que "los sindicatos son estructuras indispensables en la defensa de los
derechos de los trabajadores, pero no se pueden convertir en régimen.
Tienen que reinventarse para representar también a esos 6 millones de
parados. Tienen que aprender a representar a los trabajadores precarios,
que pueden acumular veinte contratos en un mes. Los sindicatos tienen
que entender que la vida de un trabajador se construye en ámbitos más
amplios que el mero trabajo, y tienen que recuperar una conciencia de
clase adaptada al S.XXI. Los sindicatos debieran poder representar a los
autónomos. Tienen que reinventarse, pero les cuesta".
Efectivamente, a los sindicatos mayoritarios "nos cuesta". Pero, no creo que sea como consecuencia de esas descripciones que hacen algunos que no nos tienen mucha simpatía que nos asimilan a la "cosa nostra". No somos perfectos, hemos cometido muchos errores, a veces nos hemos acomodado y los egos personales nublan muchas veces los valores y objetivos que defendemos. Mayoritariamente, en mi sindicato veo a mi alrededor gente honrada, sacrificada y con ganas de cambiar las cosas. Por eso, la "tabla rasa" que quieren hacer algunos apóstoles de la revolución lo que podría traer consigo es la sustitución de los sindicatos actuales por los sindicatos profesionales que van a hacer peor el remedio que la enfermedad. La solucion es reinvertarnos, si, pero necesitamos "más cariño" para que nos cueste menos.
Pero no será posible reinventarnos si no aplicamos en el interno lo que estamos reclamando ahora respecto a lo que está pasando en el estado español: "dar la voz a los ciudadanos para un nuevo proceso constituyente que permita regenerar la democracia en España" (traducción al espacio sindical: "hay que dar la voz a la afiliación y a los que se sienten representados por nosotros para abordar un proceso de revisión de la organizacion sindical que permita regenerar al sindicalismo").
No hay comentarios:
Publicar un comentario