Se consuma el abandono de un pueblo, víctima de genocidio, a sus verdugos genocidas con la aprobación de una resolución que, básicamente, avala el plan de 20 puntos de Trump presentó el pasado mes de octubre en El Cairo y que fue apoyado por el gobierno español con la presencia de Pedro Sánchez en este acto. Recordemos que los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU son China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia (miembros permanentes) y Argelia, Dinamarca, Eslovenia, Grecia, Guayana, Pakistán, Panamá, República de Corea, Sierra Leona y Somalia (miembros no permanentes elegidos por la Asamblea General por periodos de dos años).
La resolución fue aprobada por 13 votos a favor y sólo 2 abstenciones, las de China y Rusia que, aunque pusieron algunas objeciones al texto aprobado, no hicieron uso de su derecho a veto, como sí lo ha hecho EEUU cada vez que se ha intentado aprobar en este órgano alguna resolución que considerase lesiva a los intereses de su fiel aliado Israel.
Además de estas dos abstenciones, me llama la atención el voto favorable de Argelia que es el principal valedor del pueblo saharaui y que también sufre la imposibilidad de hacer uso del derecho a la autodeterminación y ha sido expulsado de su territorio, circunstancias similares a las del pueblo palestino.
Si bien el plan de Trump ha tenido el efecto beneficioso de un alto al fuego que ha evitado la continuación de las terribles matanzas a la que se ha sometido a los gazatíes durante más de un año, es necesario precisar que este alto al fuego ha sido violado múltiples veces por los ocupantes israelíes asentados en más de la mitad de Gaza, tal como ha denunciado la relatora especial de la ONU, Francesca Albanese. Además, nos encontramos con un plan sumamente perjudicial para el pueblo gazatí, tal como lo denuncia la periodista Olga Rodríguez en su artículo "El Plan de Trump, un proetyecto de dominación colonial 2.0".
Llama la atención de que esta resolución, sin que haya precedentes, haya sido celebrada por el propio Netanyahu.
Todo parece ponerse en contra del pueblo gazatí y sus legítimos representantes. El genocidio y los responsables del mismo van a pasar al olvido. La Autoridad Palestina, como siempre, se presta al juego de los sionistas. Europa respira aliviada para no tener que tomar alguna medida cosmética en contra de su aliado Israel. Pedro Sánchez pasa página. Gaza desaparece de la atención de los medios de comunicación y de las protestas en la calle. Israel se prepara para facilitar los negocios soñados por Trump en más de la mitad del territorio gazatí que ahora ocupa, mientras que en la otra mitad, malviven casi toda la población palestina que, además, va a tener que soportar próximamente la operación de caza y captura de los militantes de Hamás por parte de una fuerza internacional de ocupación.
Solo nos queda la movilización popular y la resistencia internacionalista que tiene que renacer, a pesar de toda la maquinaria de lavado de imagen y de venta de una falsa paz que en estos momentos se ha apoderado del relato.
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