La escena del Frente Judaico Popular de "La vida de Bryan" se ha convertido en recurso universal para ilustrar cualquier debate sobre la unidad de la izquierda. Yo ya me he referido al tema en dos entradas anteriores en este blog ("La unidad de la izquierda en Canarias" y"El mito de la unidad de la izquierda"), la primera vez en relación con una reunión de distintas organizaciones de izquierdas que se celebró en Tegueste el año pasado y la otra tras el anuncio de que el partido de Alberto Rodríguez se iba a presentar al margen de los "tres grandes" (Podemos, Izquierda Unida y Si Se Puede). Ahora tenemos un nuevo elemento sobre la mesa: Sumar, el proyecto de Yolanda Díaz para liderar el espacio a la izquierda del PSOE. Confieso mi escepticismo actual respecto a este proyecto, influido por mi militancia en Podemos, pero más allá de simpatías o desconfianzas, el encontrar una salida aceptable a esta cuestión que, de momento, tiene más forma de embrollo que de solución, va a ser determinante para que se abra o no un nuevo ciclo político en el que la suma de la derecha y la extrema derecha domine el gobierno de un número considerable de pueblos y ciudades, muchas autonomías y gane con mayoría absoluta las próximas elecciones generales.
Creo que hay lugares comunes que pueden facilitar un entendimiento: hay una amplia coincidencia programática entre las distintas organizaciones y personas independientes situadas en el mencionado espacio de la izquierda. También se coincide en que si no hay una amplia confluencia, todos pierden. Pese a ciertas tendencias a demonizar a las organizaciones políticas ya existentes, más o menos se coincide en la necesidad de respetar las identidades propias y el pluralismo organizativo que permite que nadie se tenga que disolver para alcanzar una institucionalidad común y la apuesta por una candidata común a la presidencia del gobierno. Incluso, nadie rechaza, a priori, la necesidad de algún tipo de primarias para conformar las listas en las distintas circunscripciones.
En Podemos defendemos que la conformación de listas y la toma de algunas decisiones estratégicas se debe hacer mediante un procedimiento democrático abierto a la ciudadanía con unas reglas comunes asumidas por todas las organizaciones confluyentes. Unas primarias que también deben incluir algún mecanismo que proteja a las minorías y a los independientes. Este es un tema de vital importancia que se debe aclarar antes de dar el paso de "sumarnos".
Sin que nadie pierda su identidad, estamos hablando de una coalición electoral de la izquierda plural pero con vocación de servir de plataforma para alcanzar una verdadera unidad de la izquierda que desde mi punto de vista, requiere una apuesta decidida por una estrategia de colaboración a todos los niveles: las bases, las instituciones, las relaciones con los movimientos sociales, etc. La verdadera unidad hay que trabajarla en los momentos en que no hay contiendas electorales (los momentos fríos) con retos y apuestas comunes que disuelvan poco a poco las cuentas pendientes y los egos, lo cual debe facilitar el que surja una corriente mayoritaria en todos lados que acepte la existencia de una identidad superior a las partes.
Condición necesaria para la unidad es alcanzar un acuerdo de confluencia en el que estén todas las fuerzas que dieron su apoyo a Yolanda el pasado 2 de abril y Podemos, pero no es suficiente. Falta el fuego lento que se debe prender después de las elecciones.
Algunas lecturas que recomiendo para profundizar en el tema:
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