El pasado 14 de Julio, el Congreso de los Diputados aprobaba la Ley de Memoria Democrática que, a mi juicio, supone un avance en el reconocimiento de las víctimas del franquismo, tanto en sus inicios (la guerra civil provocada por el intento de golpe de estado de 1936) como durante la dictadura (1939-1977) e incluyendo los desmanes del aparato franquista durante los primeros años de la democracia (1978-1983). Con esta norma se subsanan algunas de las insuficiencias de la anterior ley de memoria histórica.
Tanto la anterior Ley de Memoria Histórica como esta nueva ley de Memoria Democrática han sido rechazadas por la derecha. El principal argumento esgrimido ahora es que ha sido consensuada con EH-Bildu, aunque desde el digital de extrema derecha El Debate se esgrimen razones "tan contundentes" como que se ha hecho para satisfacer las fobias de rojos acomplejaditos, separatistas, republicanos y otros especímenes de mal vivir, atreviéndose a invadir unas competencias que son prerrogativas reales como la de dar y quitar títulos nobiliarios. También desde sectores próximos al PSOE se ha impulsado el rechazo de esta ley porque se critica que la misma se comprometa a investigar las vulneraciones de los derechos humanos cometidos en el periodo comprendido entre 1978 y 1983, cuestión que fue decisiva para que EH-Bildu apoyara la ley. También consideran que se desmerece la ley de amnistía de 1977, en contra del parecer de los nacionalistas catalanes y gallegos y otros sectores de izquierda que consideraban que la ley mantiene vigente la amnistía de 1977 y lo que procedía era derogarla.
Los principales claves de esta ley son:
- Redefinir el concepto de víctima.
- Impulsar la búsqueda de personas desaparecidas.
- Facilitar el acceso público a documentos del franquismo.
- Reconocer algunos lugares vinculados a la memoria democrática (como por ejemplo, el Valle de los Caídos que pasa a llamarse Valle de Cuelgamuros).
- Reconocer el papel de las mujeres en la lucha antifranquista durante la Guerra Civil y la Dictadura.
- Investigar los crímenes cometidos más allá de 1978 (hasta 1983).
Partiendo de la consideración de que esta ley supone un avance en este tema tan sensible para los que consideramos que la memoria democrática es fundamental para enterrar definitivamente la dictadura franquista y evitar los errores del pasado, también es preciso reconocer sus insuficiencias. Particularmente me preocupa el hecho de que un tema del que ya me ocupé en otro artículo, los bienes expoliados por el franquismo, siga pendiente de solución aunque la ley deja la puerta abierta a futuras medidas reparadoras:"se hará, además, una auditoría y un inventario de la incautación de bienes de represaliados por parte del régimen franquista. Una comisión técnica estudiará las medidas de reparación de carácter económico derivadas de las incautaciones realizadas por el franquismo".
Una última consideración tiene que ver con la visita que hice recientemente al Museo de Aljube de Lisboa (museo de la resistencia y la libertad) dedicado a la historia y la memoria de la lucha contra la dictadura salazarista y la resistencia por la libertad y la democracia. Tal como escribe Pepa Blanes en su artículo "El museo de la Memoria Histórica que merece España está en Portugal", creo que este museo puede servir de modelo para que se tomen iniciativas similares al calor de la nueva ley de memoria democrática. Al menos, me gustaría que en mi tierra, Canarias, en el futuro hubiera un museo de la resistencia antifranquista y la libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario