viernes, 6 de noviembre de 2020

NEGACIONISMO

El psicólogo Rafael Santandréu hablando del negacionismo en La Cadena Ser (31-7-20)

Estamos ante uno de los peores escenarios posibles después de las elecciones en EEUU. Parece que las ha ganado el candidato demócrata Joe Biden pero por un margen mucho menor de lo que vaticinaban las encuestas y eso ha facilitado la estrategia de Donald Trump de negarse a reconocer cualquier resultado que no sea el de su victoria, tal como ya había anunciado antes de la celebración de los comicios. Esto puede dar lugar a una de las crisis institucionales más importantes en la historia de los EEUU y como es de suponer, cuando una gran potencia tiembla, el mundo se tambalea.

Es el negacionismo llevado a las trincheras de la política que curiosamente tiene un escenario paralelo en Bolivia, días antes de que el candidato del MAS acceda a la presidencia de este país. Los sectores más aguerridos de la oposición se niegan a reconocer un triunfo tan claro alegando la misma cantinela de supuestos fraudes. La realidad se sustituye por lo que diga el líder o gurú de turno que pasa a ser, en la mente de sus adeptos, LA VERDAD. Sólo falta emular a Mussolini en la marcha sobre Roma que le llevó a asaltar el poder después de unas elecciones que no le dieron la victoria. ¿Llegarán Trump o los "cívicos" bolivianos a abanderar una marcha sobre Washington o La Paz?

Apunta Santandréu en la entrevista que acompaña esta entrada que todos podemos caer en la negación en un momento dado (o creernos teorías negacionistas que no se sustentan en pruebas consistentes) si nos pilla débil emocionalmente, siendo los motores de la negación el miedo o la inmadurez. En el caso de algunos líderes políticos, personas endiosadas por el poder, es muy fácil que se nieguen a ver la realidad.

Frente a ello plantea este psicólogo que la clave de las relaciones está en sugerir y no exigir nunca. Los países en sus conflictos y las personas estamos demasiado acostumbrados a "exigir" y los resultados son penosos.
Con la sugerencia, insiste Santandréu, se consiguen grandes resultados. No todo por supuesto, porque eso es imposible. Pero sí un 80% del cambio. En cambio con la exigencia, solo obtienes un 20% de lo que exiges y encima con un gran coste emocional.

La conclusión es que necesitamos líderes que sugieran más y exijan menos. Necesitamos que las dudas sean mejor consideradas y que los que todo lo saben y van sobrados por la vida no tengan tanto éxito como sucede actualmente. Necesitamos que personas como Trump no sean el resultado de la necesidad que tienen muchas personas en sentirse seguras atrincheradas en sus certezas y odiando las diferencias.

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