El ruido se apodera de nuestras vidas y cada vez nos cuesta más ser conscientes de su presencia pues nuestro umbral de tolerancia de no para de crecer. Lo que es innegable es que la exposición a niveles altos de ruido puede ser muy nocivo para la salud. No solamente de que nuestra capacidad auditiva se deteriora (temporal o permanentemente) en la banda comprendida entre 75 dB y 125 dB, sino de los efectos que tiene para nuestra salud y bienestar general:
En consecuencia, los educadores tenemos que dejar de considerar el silencio como una especie de castigo al que se somete a nuestros alumnos para convertirlo en una herramienta de bienestar profundizando en lo que en este artículo se denomina "El valor educativo del silencio".
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